Un nuevo estudio de Reino Unido revela que hemos sido ‘engañados’ por los espermatozoides humanos y que éstos ruedan como “nutrias juguetonas”. Los espermas no utilizarían la cola para impulsarse en dirección lineal mientras nadan, contradiciendo creencias de hace más de 300 años.
El holandés Antonie van Leeuwenhoek inventó un poderoso microscopio compuesto y descubrió accidentalmente la existencia de bacterias, hace más de 340 años, un logro innovador que cambió el curso de la medicina.
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No mucho después, decidió observar su propia eyaculación, y descubrió pequeñas criaturas que se meneaban con colas a las que llamó “animalcules”.
Estas criaturas “avanzaron debido al movimiento de sus colas como el de una serpiente o una anguila nadando en el agua”, escribió van Leeuwenhoek al secretario de la Royal Society del Reino Unido en 1678.Estos movimientos de la cola del esperma eran como “latigazos con un movimiento de serpiente”.
A lo largo de los siglos, los científicos pudieron determinar que, sin lugar a dudas, los espermatozoides nadan moviendo sus colas de un lado a otro. Ahora resulta que ‘los ojos estaban equivocados’.
Antonie van Leeuwenhoek, quien inventó el microscopio compuesto, fue el primero en observar el movimiento del esperma humano, el suyo.
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Usando los microscopios 3D y matemáticas de última generación, un reciente estudio del viernes 31 de julio en la revista científica Science Advances, revela que en realidad los científicos fueron víctimas del ‘engaño de los espermatozoides’.
“Los espermatozoides son pequeñas criaturas muy descaradas. Nuestra nueva investigación con microscopía 3D muestra que todos hemos sido víctimas de un engaño espermático”, dijo el autor del estudio Hermes Gadelha, jefe del Polymaths Laboratory de la Universidad de Bristol en el Reino Unido, al medio CNN.
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Los coautores de Gadelha, Gabriel Corkidi y Alberto Darszon, de la Universidad Nacional Autónoma de México, utilizaron una cámara de súper alta velocidad que puede grabar más de 55 mil fotogramas por segundo. Los investigadores pudieron ver que el movimiento de lado a lado era en realidad una ilusión óptica.
En realidad, la cola de un espermatozoide azota solo un lado. Ese golpe unilateral debería hacer que los espermatozoides naden en un círculo perpetuo, dijo Gadelha. Pero no, los espermatozoides son muy inteligentes.
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“Los espermatozoides humanos se dan cuenta si ruedan mientras nadan, al igual que las nutrias juguetonas sacando corcho a través del agua, su golpe unilateral se promediaría y nadarían hacia adelante”, dijo Hermes Gadelha.
En lugar de lado a lado, los espermatozoides giran en un sacacorchos, que contrarresta el látigo unidireccional de la cola. Es muy similar a la forma en que las nutrias giran en el agua mientras juegan.
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Los hallazgos representaron una sorpresa para Gadelha, por lo que el equipo pasó casi dos años repitiendo el experimento y verificando las matemáticas. Los resultados se mantuvieron: así como la Tierra resultó no ser plana, los espermatozoides realmente no nadan como serpientes o anguilas.
Entonces, ¿por qué es importante este descubrimiento? “Estas son preguntas muy hipotéticas. Lo que esperamos es que más científicos y expertos en fertilidad se interesen y pregunten, ‘OK, ¿cómo influye esto en la infertilidad?’”, aseguró Gadelha.
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“¿Quién sabe qué encontraremos a continuación? Esta es una medida dada por un instrumento que tiene sus limitaciones. Tenemos razón en este momento, pero podríamos estar equivocados nuevamente a medida que avanza la ciencia. Y espero que sea algo muy emocionante que lo hagamos”, finalizó el científico.