Mucormicosis: ¿por qué los recuperados por COVID-19 fallecen al infectarse del hongo negro?

A comienzos de mayo, la situación de la COVID-19 se empezó a agravar debido al aumento de la mucormicosis. Una infección rara y mortal que puede afectar a los pacientes de coronavirus por su susceptibilidad. Te contamos acerca de su propagación y a qué pacientes afecta.

Síntomas de la mucormicosis

El hongo negro se genera por el moho que encontramos en espacios húmedos como la tierra o el compost. Ataca principalmente las vías respiratorias, no es contagioso y es intransferible.

Los hongos negros suelen afectar a los senos paranasales y pulmones después de inhalar las esporas del hongo en el ambiente. También afecta la piel ocasionando lesiones y cortes causando necrosis. Asimismo, pueden extenderse a distintos órganos como el cerebro. Los principales síntomas de esta infección fúngica son:

• Hinchazón facial en la zona afectada
• Fiebre
• Úlceras en la piel
• Lesiones negras en la boca
• Visión borrosa
• Dificultad para respirar
• Dolor en el pecho
• Tos con sangre

¿Cómo se relaciona con el COVID-19?

A pesar que el COVID-19 no provoca el hongo, si genera complicaciones ya que el paciente infectado tiene el sistema inmunitario debilitado. Otros pacientes vulnerables a la mucormicosis son los diabéticos, personas que toman esteroides y pacientes con cáncer o que necesitan trasplante de órganos.

Los pacientes de COVID-19 son son especialmente susceptibles debido a que el virus no solo afecta su sistema inmunitario; sino los medicamentos utilizados para tratar la enfermedad suprimen la respuesta inmunitaria. El hongo aprovecha esta oportunidad para invadir nuestro organismo.

Por estas razones la India ha sido uno de los lugares más afectados ya que tiene un alto índice de pacientes diabéticos y un clima tropical que favorece las condiciones de la epidemia de hongos negros.

¿Cómo se trata la infección?

El hongo negro se trata con medicamentos antifúngicos, que deben ser administrados por intravenosa. Esto puede darse hace por seis semanas y la recuperación va a depender de qué tan rápido sea diagnosticado el paciente. En algunos casos se necesita intervenir quirúrgicamente para cortar el tejido muerto o infectado.