
Aunque muchas veces se usan como sinónimos, en verdad son dos conceptos muy diferentes y que tienen influencia en nuestra alimentación.
Hambre. Es ese instinto de supervivencia que impulsa a alimentarnos cuando el organismo lo requiere. A diferencia del apetito, el hambre responde a una necesidad fisiológica de nuestro organismo; expresa un deseo y unas ganas de comer cualquier alimento.
Cuando nuestro cuerpo tiene hambre y no saciamos esa necesidad, el organismo comienza a consumir glucógeno (molécula de almacenaje de energía), descomponiéndola en glucosa (fuente de energía). Parte de esta energía es mandada a nuestro cerebro, músculos y células sanguíneas.
Apetito. Es la sensación de comer influenciada por aspectos psicológicos de la persona (deseo de comer por placer, felicidad, aburrimiento, tristeza, ansiedad…).
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Es selectivo, suele aparecer de forma repentina, urgente. El apetito consiste en un ciclo; se anticipa el placer, se busca y finalmente se obtiene el resultado, el cual no satisface nuestras necesidades fisiológicas ni energéticas.
Periodista, bachiller en Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Martín de Porres. Desarrollo temas de Educación financiera como: emprendimiento, economía del hogar y ahorro; asimismo, temas de salud, nutrición y psicología.