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“La carne me sabe a gasolina”, el revelador testimonio de mujer con COVID-19

La parosmia es otra consecuencia del coronavirus, que perdura a pesar de recuperarse del virus.

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Científicos vienen descubriendo la gran cantidad de síntomas y consecuencias que provoca el coronavirus en el organismo, entre ellos la pérdida total del olfato o anosmia y la pérdida total del gusto denominado ageusia.

Mientras muchos pacientes con COVID-19 van recobrando sus sentidos, otros sufren un fenómeno llamado parosmia, en el que tienen los sabores y olores distorsionados. Tal es el caso de Kate McHenry, una mujer de 37 años, quien contó su testimonio a la cadena BBC.

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“Me encanta las buenas comidas, salir a restaurantes y beber con amigos, pero todo eso se ha ido. La carne me sabe a gasolina y el prosecco a manzana podrida. Si mi novio Craig se come un curry el olor es horrible. Le sale de sus poros y es difícil estar cerca de él”, reveló al medio británico.

McHenry contrajo la COVID-19 en marzo, la enfermedad se desarrolló leve en su organismo y se recuperó. Sin embargo, le dejó secuelas en los sentidos. Durante cuatro semanas fue incapaz de oler algo, y en junio las cosas “empezaron a oler muy raras” y fueron reemplazadas por un “hedor químico horrible”.

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“Craig me pregunta qué quiero comer y me siento mal porque no hay nada que me apetezca. Sé que todo tendrá un sabor horrendo. Me asusta quedarme así para siempre”, manifestó.

Las personas con coronavirus pueden perder su sentido del olfato porque el virus daña los nervios terminales de la nariz. La parosmia puede producirse cuando esos nervios se regeneran y el cerebro es incapaz de identificar el olor real de algo.

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“Esta condición está habitualmente vinculada a los resfriados comunes, la sinusitis y las lesiones en la cabeza”, explica el medio BBC. Los especialistas médicos reconocen que la parosmia es un signo de recuperación del olfato; sin embargo, en el caso de algunas personas puede tardar años.