Especialistas de Estados Unidos han señalado que la vacuna contra el coronavirus, enfermedad que ha cobrado la vida de más de 840 mil personas, podría no ser tan efectiva en personas que sufren de obesidad.
“Sabemos, por otras vacunas que se han probado en poblaciones obesas, que estos individuos no responden tan bien a estas vacunas”, señaló el principal investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (Estados Unidos), Matthew B. Laurens, al reconocido canal ABC News.
LEE MÁS: EE.UU.: Mujer con VIH podría ser la primera paciente de haberse curado sin tratamiento médico
En ese sentido, este estudio prueba que no solo la vacuna contra la COVID-19 obtiene este efecto adverso en las personas obesas, pues también se ha comprobado que sucede lo mismo con la inoculación de la influenza, la hepatitis B y la rabia, según lo afirma el medio citado.
Hay varias teorías que explican por qué las vacunas no parecen funcionar efectivamente en los pacientes obesos. Una de ellas explica que la inflamación crónica podría interferir con la respuesta inmune y eso causaría una especie de vulnerabilidad en las personas que lo padecen, refirió el medio local estadounidense.
“La obesidad desencadena un estado inflamatorio crónico en los seres humanos”, explicó el doctor Leonard Friedland, vicepresidente y director de Asuntos Científicos y Salud Pública de las vacunas de la compañía británica GlaxoSmithKline.
Otro estudio indica que los adultos obesos al contar con mayor grasa corporal necesitarían una mayor dosis del fármaco contra la COVID-19 para disponer al sistema inmunológico para que pueda combatir efectivamente al coronavirus.
Cabe resaltar que el médico fue cuestionado por ABC News sobre si la vacuna contra la COVID-19 lograría acabar con estos antecedentes y respondió que “No lo sabemos. Creo que se podría decir que es posible. La nueva tecnología es diferente (…) Es un problema real”, resaltó Friedland.
Las investigaciones han comprobado que la población con un índice de masa corporal elevado corre mayor riesgo en enfermar y fallecer por la COVID-19. Por esta razón, el Gobierno de Reino Unido pidió a sus residentes bajar de peso, debido a que el país tiene una de las tasas de obesidad más altas a nivel mundial junto a Estados Unidos.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han corroborado que “este grupo poblacional forma parte de los más propensos a morir por COVID-19”, cita La República.
“Mientras estamos desarrollando una vacuna para la COVID-19, reconocemos que podría no funcionar en todas las poblaciones, incluyendo a aquellas que sufren obesidad. Por lo tanto, esa es una gran preocupación”, recalcó Laurens.