Estas raíces milenarias pueden transformar tu salud: conoce cuáles incluir en tu dieta

Aprende qué raíces comer, cómo cocinarlas y por qué son esenciales para una alimentación saludable y natural.

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Raíces como la bardana o la maca aportan nutrientes, depuran el cuerpo y son fáciles de incluir en tu dieta.
Raíces como la bardana o la maca aportan nutrientes, depuran el cuerpo y son fáciles de incluir en tu dieta. Fuente: Gastronómadas

Comer raíces es importante para la supervivencia y para la salud en algunas circunstancias vitales. En épocas prehistóricas, nuestros ancestros se alimentaban con muchas raíces. Cuando era invierno y no había otra cosa que llevarse a la boca, se intentaba arrancar las raíces de la tierra para sobrevivir al hambre. Así se evitaba la desnutrición y se conseguían efectos saludables, desde el aprovechamiento de sus azúcares de absorción lenta, hasta las propiedades específicas de cada raíz.

Principales raíces comestibles y sus beneficios

Entre las raíces que alimentan tenemos la de la maca, el yacón, la oca, la yuca, el camote y el kion, pero también las raíces de la zanahoria, la betarraga, los rabanitos, alcachofa y la arracacha, entre otras que abundan en los diferentes pisos ecológicos que se encuentran en el Perú.

Lo idóneo es que las raíces que comamos sean de cultivo orgánico o ecológico, ya que los plaguicidas, herbicidas e insecticidas se fijan preferentemente en la raíz de la planta. Los productos orgánicos podemos encontrarlos en las bioferias.

Una de las mejores raíces es la de bardana ya que depura y nutre el organismo. Concentra en su piel principios activos que defienden de infecciones bacterianas, mohos y hongos, así que, conviene lavar bien las raíces, pero no pelarlas. La raíz bardana se toma en decocción, unos 40 g por litro de agua, hasta tres tazas al día.

Raíces comestibles

Descubre los beneficios de consumir raíces como zanahoria, cebolla y más. Foto: BioTrendies.

Ideas para incluir raíces en tu dieta

Si estás buscando formas fáciles de comerlas, pruébalas hervidas, machacadas, horneadas, asadas con un poco de aceite de oliva o mezcladas en sopas y guisos. El secreto está en utilizar métodos de cocción atípicos (como estofar, asar a la parrilla o dorar) y luego combinar las verduras con sabores interesantes. Considera zanahorias asadas con yogur y nueces, nabos glaseados con miso o alcachofa con algunas avellanas tostadas.

Con un poco de imaginación, pronto encontrarás las hortalizas de raíz mucho más interesantes.

SOBRE EL AUTOR:

Médico cirujano y Magíster en Medicina Natural por la Sociedad Española de Medicina Holística. Miembro de la Sociedad Peruana de Hipertensión. Fundador del Instituto Bien de Salud

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