Bien de salud: La ciencia de los probióticos

Un creciente cuerpo de evidencia científica sugiere que puede tratar e incluso prevenir algunas enfermedades con alimentos y suplementos que contienen ciertos tipos de bacterias vivas, los famosos probióticos, (de pro y biota, que significa “de por vida”). 

Algunos especialistas en enfermedades digestivas recomiendan suplementos de probióticos para los trastornos como el síndrome del intestino irritable. Desde mediados de la década de 1990, los estudios clínicos sugieren que la terapia con probióticos puede ayudar a tratar varias enfermedades gastrointestinales, retrasar el desarrollo de alergias en los niños y tratar y prevenir las infecciones vaginales y urinarias en las mujeres.

Se han observado posibles beneficios de los probióticos en el tratamiento o prevención de diarrea, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, H. pylori (la causa de las úlceras), infecciones vaginales, infecciones del tracto urinario, recurrencia del cáncer de vejiga, infección del tracto digestivo. 

Algunos ejemplos de probióticos los encontramos en el yogurt, en el Kefir, este último es una bebida láctea probiótica fermentada. Se elabora añadiendo granos de kéfir a la leche de vaca o de cabra. La palabra kéfir supuestamente proviene de la palabra turca keyif, que significa “sentirse bien” después de comer. Si bien el yogur es probablemente el alimento probiótico más conocido en la dieta occidental, el kéfir es en realidad una mejor fuente.

El kéfir contiene varias cepas importantes de bacterias y levaduras amigables. Al igual que el yogur, el kéfir es generalmente bien tolerado por personas intolerantes a la lactosa. Otro ejemplo de probiótico es el miso. Miso es un condimento japonés. Se elabora tradicionalmente fermentando la soya con sal y un tipo de hongo llamado koji. Esta pasta se usa con mayor frecuencia en la sopa de miso, un desayuno popular en Japón.