Los hijos se van y los padres se quedan solos en casa, ¿qué ocurre en ese momento?
La tristeza, la sensación de soledad, pérdida y desamparo pueden pasar a formar parte de la vida de los progenitores que despiden a sus hijos y aparecer el denominado Síndrome del nido vacío.
Este síndrome hace referencia a una etapa familiar caracterizada por la presencia de unos síntomas emocionales y físicos que aparecen después de que los hijos abandonan la vivienda familiar.
De forma general, se puede describir como una sensación de tristeza y soledad pronunciadas debido a que los hijos se van de la casa.
Este síndrome puede afectar a cualquier padre, independientemente de su sexo, su empleo o sus intereses familiares. Incluso cuando los padres puedan estar orgullosos de que sus hijos crezcan y puedan “abandonar el nido”, pueden llegar a sentirse bastante tristes.
Las señales que apuntan que unos padres tienen dificultad para gestionar la desaparición de sus hijos del hogar son similares a los de un proceso de duelo, entre ellos:
Surgen emociones como la tristeza y la sensación de soledad, vacío y aburrimiento.
Se tiene la percepción de no tener nada que hacer.
Llegan pensamientos intrusivos a modo de recuerdos de los hijos cuando eran niños.
Se puede tener la impresión de pérdida del sentido de la propia vida y de no tener un propósito o ilusiones.
Surgen creencias limitantes relacionadas con que nunca se va a ser tan feliz como cuando los hijos estaban en casa.
Pueden aparecer proyecciones somáticas, como dolor físico y problemas para dormir.
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