Te sientes tenso últimamente ya sea por razones del trabajo o de la misma familia y desde la llegada de la pandemia esta crisis se ha complicado debido a los confinamientos dispuestos por los gobiernos para frenar el avance del COVID-19.
Entérate qué eventuales señales nos alerta de un cuadro estrés en tu vida para así tomar las medidas de solución al respecto.
Cuando hay estrés, la circulación sanguínea se vuelve más lenta, lo que dificulta que el agua y otros nutrientes lleguen a la piel para sana.Es una señala a estar atento.
Además, al tener una piel seca es un signo evidente de perdida de elasticidad y las vulnerable a las arrugas.
Es una señal muy fácil que puedes detectar. El cabello es normal tengan su ciclo y se terminen cayendo el pelo. En situaciones de estrés aceleran el ciclo de vida del cabello.
Puedes presentar dificultades para dormir con cierta facilidad y tranquilidad: Una forma de expresarte este signo es dolores de cabeza y en general y al tener una falta de sueño afecta a tus ojos y a tu piel como son las ojeras. Toma en cuenta la falta de sueño es un factor clave para el envejecimiento prematuro, altera el ritmo normal de tu organismo y ñla segregación de tus hormas.
Cando estamos estresados nos dificulta respirar de forma estable y profunda, esto no solo influye en el control de nuestras emociones sino que afecta inevitablemente al nivel de oxígeno necesario para nuestros procesos metabólicos.
Por eso es importante tomas las medidas para respirar correctamente cuando estemos en momentos de estrés o de nerviosismo.
Las alteraciones hormonales causan en nuestra producción de grasa en la piel se descontrole, y empecemos a segregar una mayor cantidad de sebo, que acaba bloqueando los poros y facilita que se produzcan infecciones que causan inflamación y pequeños granitos o acné.
En momentos de sumo estrés puede relucir la depresión y puedes buscar tu espacio para procesarlo. Una forma evidenciarlo es no querer salir, alejarte lo más posible del trabajo o de la situación que te produzca estrés.
Es una consecuencia del estrés tanto comer demasiado como no comer. Si comes demasiado y mal, tendrás pesadez en la digestión, sino problemas para conciliar el sueño.
Los dolores estomacales como consecuencia de una mala alimentación son constantes. No es sano ni el cuerpo tendrá la energía suficiente para seguir tus actividades del día.
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