El tema de las semillas me encanta y siempre voy a hablar de ellas. De las semillas salen los árboles, los frutos, la semilla concentra gran poder nutricional. Un pasaje de Marcos en la Biblia dice: “Y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga”.
Las semillas de ajonjolí crecen en una variedad de colores, incluidos tonos de negro, marrón, tostado, gris, dorado y blanco.
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El ajonjolí negro se produce principalmente en Asia, ganó popularidad rápidamente en todo el mundo. Este aumento de popularidad podría deberse a la creencia de que la semilla negra es mejor para la salud.
El ajonjolí es también llamado sésamo o simsim. Tiene un alto contenido en tiamina (vitamina B1), necesaria para la salud de los nervios, y macrominerales como calcio y magnesio que reducen el riesgo de enfermedades cardíacas, particularmente presión arterial. Su contenido en calcio es superior a cualquier lácteo.
Indicado cuando estás agotado, útil para el insomnio, tiene triptófano que es precursor de la serotonina y esta de la melatonina que ayuda a dormir. Potencia la memoria. Es un alcalinizante, quita la acidez, purifica la sangre, es energético, también está indicado en casos de osteoporosis.
El ajonjolí tiene un aceite que se llama sesamol, conocido como el aceite de la larga vida. Soporta 200 grados de temperatura, no se va a quemar, fríes y se puede volver a usar dos veces.
Hay un aceite de ajonjolí que es tostado, que se usa para sazonar, tiene un agradable sabor que recuerda la comida china.
El aceite de ajonjolí sin tostar es bueno para hacer masajes, es un aceite medicinal que se emplea en el ayurveda, medicina de la India.
Usa una cucharadita de ajonjojí en tus comidas, en la fruta, en los cereales, las ensaladas, las sopas y el arroz.