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‘Brujo de Nueva Zelanda’ es despedido tras dos décadas de servicio [FOTO]

El consejo de Nueva Zelanda dio por terminado el contrato de Ian Brackenbury Channell. ¿Echará su maldición?

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El Brujo dijo que el consejo había decidido dejar de pagarle porque no encajaba en “las vibraciones” de la ciudad. | Mark Baker | Associated Press

El Brujo de Nueva Zelanda ha sido despedido de la nómina pública, lo que significa el final de un legado de 23 años. El mago había sido contratado por el ayuntamiento de Christchurch para promover la ciudad a través de “actos de hechicería y otros servicios mágicos”, con un sueldo de 16 mil dólares anuales.

El brujo de 88 años, cuyo nombre es Ian Brackenbury Channell, natural de Inglaterra, comenzó a realizar actos de magia y entretenimiento en espacios públicos poco después de llegar a Nueva Zelanda en 1976. Cuando el consejo trató de detenerlo, el público protestó.

En 1982, la Asociación de Directores de Galerías de Arte de ese país dijo que se había convertido en una obra de arte viviente y en 1990 el primer ministro de ese entonces, Mike Moore, lo consagra como el ‘Brujo de Nueva Zelanda’.

Desde aquel año ha venido actuando y bailando bajo la lluvia en Nueva Zelanda y Australia durante las sequías. Además, fue galardonado con la Medalla al Servicio de la Reina en 2009. Sin embargo, también fue controversial por sus comentarios subidos de tono sobre las mujeres.

El consejo envió al Brujo una carta en el que agradece y da fin a sus servicios prestados durante las últimas décadas. La portavoz del consejo, Lynn McClelland, indicó que fue una decisión difícil, pero que el Brujo sería “para siempre una parte de la historia de Christchurch”.

La ciudad se está embarcando en una nueva dirección turística y promocional que reflejará sus diversas comunidades y “exhibirá una ciudad vibrante, diversa y moderna que es atractiva para los residentes, turistas y empresas”.

En tanto, el Brujo dijo que el consejo había decidido dejar de pagarle porque no encajaba en “las vibraciones” de la ciudad.

“Implica que soy aburrido y viejo, pero no hay nadie más como yo en Christchurch”, dijo. Asimismo, indicó que mantendría sus apariciones en el Centro de Artes de Christchurch, y seguiría conversando con turistas y lugareños.

Cuando se le preguntó si maldeciría al consejo por su decisión, dijo que prefería dar bendiciones. “Les deseo a los niños sueños felices y buena salud, y quiero que los burócratas se vuelvan más humanos”, puntualizó.

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