El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, podría aplicarse la vacuna contra el coronavirus en televisión para demostrar que es seguro. Sin embargo, no lo haría por delante de los que más la necesitan, indicó el miércoles 2 de diciembre su secretaria de prensa.
Boris Johnson, quien ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en abril, tras contraer el COVID-19, elogió la aprobación británica de la vacuna de Pfizer Inc como una victoria global y una luz de esperanza en medio de la pandemia.
La secretaria de prensa de Johnson, Allegra Stratton, conversó con los periodistas sobre si el primer ministro estaría dispuesto a vacunarse en vivo por televisión, Stratton dijo que no le había preguntado directamente.
“Todos conocemos el carácter del primer ministro”, dijo Stratton, y agregó sobre la posibilidad de tomar la vacuna en la televisión: “No creo que sea algo que descarte”.
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Según Stratton, Johnson planea “alentar la adopción de vacunas en todo el país” mientras se prepara para comenzar a distribuir dosis la próxima semana, pero no querría recibir una vacuna sin que antes otras personas en situación de vulnerabilidad la reciban.
“A él no le gustaría recibir una dosis que debería ser para alguien extremadamente vulnerable, clínicamente vulnerable, y que debería recibirla antes que él”, aseguró la secretaria de prensa del primer ministro británico.
Después de autorizar Pfizer y el candidato a vacuna de BioNTech el miércoles, el Reino Unido enfrentó críticas de la Unión Europea, cuya Agencia Europea de Medicamentos acusó al país de priorizar la velocidad sobre la confianza pública al optar por acelerar el proceso de aprobación.
El primer ministro británico ha dicho que las vacunas serán voluntarias, y una encuesta instantánea de YouGov arrojó que el 20% de los británicos no está de todo convencido de que era seguro.
Asimismo, hubo apoyo para que el ministro de salud, Matt Hancock, reciba la vacuna COVID-19 en vivo por televisión, con un 66% de aprobación.
El Gobierno británico indicó que se dará prioridad a las vacunas COVID-19, a los residentes mayores en hogares de ancianos y a sus cuidadores, luego a los mayores de 80 años y a los trabajadores de la salud.