Tras el brote del coronavirus COVID-19, países del continente asiático se pusieron en cuarentena. Esto trae como consecuencia una baja en la economía mundial, reducción en la producción y la escasez de suministros de salud.
La India, el mayor proveedor de medicinas genéricas del mundo, asustó al mundo tras anunciar el martes 3 de marzo restricciones a las exportaciones de 26 ingredientes y las medicinas que se fabrican a partir de ellos.
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Los fármacos limitados por la India incluyen mayormente antibióticos pero también paracetamol, una medicina para aliviar el dolor de venta libre, cuyo uso está ampliamente extendido entre la población.
Aunque los medicamentos de la lista como metronidazol, aciclovir, neomicina, se fabrican en India, cerca del 70% de los ingredientes activos que se utilizan para prepararlos provienen de China.
El regulador de medicamentos del Reino Unido estima que los fabricantes chinos fabrican alrededor del 40% de todos los ingredientes farmacéuticos activos (API).
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Laboratorios de Francia advirtieron sobre la posible escasez de medicamentos a finales de este año. La Academia Nacional de Farmacia francesa indicó que la Unión Europea importa el 80% de sus ingredientes farmacéuticos activos, principalmente de China e India.
Luego de las advertencias de que el bloque enfrenta una escasez potencialmente significativa de componentes cruciales importados de China, Francia pidió una mayor soberanía de fabricación de los proveedores extranjeros.
Sería incorrecto culpar a China por los problemas de suministros médicos tras la expansión del coronavirus. Pues, otros motivos por los que cerrarían temporalmente las fábricas serían la calidad de medicamentos, el aumento de los costos laborales y la contaminación.
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El jefe de la empresa suiza Novartis indicó que el mes pasado algunos antibióticos se vendían en Europa por “menos del precio de un chicle”. Países europeos se esfuerzan por garantizar el suministro de máscaras y controlar el precio del gel de manos para tratar de tranquilizar a los ciudadanos.