El sentido del tacto es uno de los más importantes del cuerpo humano dado que nos ayuda a identificar los diferentes tipos de estímulos del exterior.
Asimismo, el tacto tiene tres tipos de sensibilidad, la protopática, epicrítica y la termoalgésica y estas permiten que la persona se relacione con su entorno de manera precisa y genera señales que obedecen las órdenes que da el cerebro.
El tacto forma parte del sistema sensorial permanente del cuerpo humano, y funciona en conjunto con el sistema nervioso y la piel. Asimismo, utiliza una importante cantidad de receptores al lóbulo parietal del cerebro para descifrar los estímulos.
El tacto también opera en base a las sensaciones internas del cuerpo: el movimiento, la presión, el dolor, dado que todo es registrado por el sistema nervioso.
La piel del ser humano está cubierta por terminaciones nerviosas, responsables por captar las sensaciones y transmitirlas a los nervios. Asimismo, la mayor parte de las terminaciones captan una sensación específica, numerosas en las yemas de los dedos, y en general, las cuales se agrupan alrededor de los folículos de los pelos de la piel y se distribuyen de la siguiente manera:
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