Daniel Alcides Carrión, originario de Pasco, estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Sin embargo, su entusiasmo de estudiar la bacteria de la “Fiebre de la Oroya” aceleró su muerte falleciendo a la edad de 28 años.
Durante la construcción del Ferrocarril Central, en 1884, apareció la verruga peruana o bartonelosis, enfermedad infecciosa que se trasmite al hombre por la picadura del zancudo “manta blanca”, que infecta los glóbulos rojos y los destruye.
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Según la historia, el mártir de la medicina peruana usó su propio organismo con la finalidad de estudiar el proceso del mal y tomó notas hasta que la enfermedad endémica lo venció.
Murió el 5 de octubre de 1885 como consecuencia de la inoculación del virus. Daniel Alcides Carrión marcó un hito en la historia de la medicina peruana y se le recuerda por esta acción heroica, de entrega y sacrificio.
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Sin embargo, un estudio publicado en 2009 por el doctor David Salinas-Flores del Hospital Alberto Sabogal y catedrático de la UNMSM revela que durante el experimento de Carrión ha pasado desapercibido un hecho objetivo: la administración de inyecciones endovenosas de ácido fénico.
Según refiere el galeno, esta fue una terapia propuesta en Perú en aquella época como tratamiento para el carbunco o ántrax, enfermedad que ataca al ganado.
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En otro estudio de David Salinas-Flores en 2014 indica que los artículos históricos sobre Daniel Alcides Carrión repiten un error de confundir ácido fénico con ácido férrico.
“Un simple error de una letra, rr por n, cambia toda la historia de Carrión, dado que el ácido fénico es un antiséptico letal por vía endovenosa y a Carrión se le administraron inyecciones de ácido fénico cada dos horas, pocas horas antes de su muerte, por lo que el evento precipitante de la muerte de Carrión fue, probablemente, una intoxicación por ácido fénico”, indica el médico.
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El ácido fénico conocido también como fenol es un sólido incoloro a blanco cuando ocurre en forma pura. La preparación comercial es un líquido que se evapora más lentamente que el agua, según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades.
El fenol es una sustancia tanto manufacturada como natural. Se pueden encontrar en las aguas, como resultado de la contaminación ambiental y por la descomposición de la materia orgánica.
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El fenol se usa para fabricar plásticos. También se usa en productos de limpieza domésticos, enjuagues bucales, lociones antisépticas y pastillas para la garganta.
El galeno señala que la demostración más contundente de la toxicidad de esta sustancia ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. “Los nazis, en los campos de exterminio de Auschwitz, usaban inyecciones de ácido fénico endovenosas para asesinar a los judíos”.
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Salinas-Flores explica que, los médicos que asistieron a Carrión en los momentos de su agonía no administraron la transfusión sanguínea a Carrión, y decidieron experimentar con este tratamiento.
“La junta médica pensaba quizás repetir con la bartonelosis el éxito descrito que tuvieron las inyecciones de ácido fénico con el carbunco. Desconocían la actualmente demostrada toxicidad de esta sustancia”, indica en el estudio.