Entre la naturaleza y la historia: Un día entre Querococha y Chavín de Huántar en Huaraz

[CRÓNICA DE FRANK CAPUÑAY] El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando el bullicio matutino de Huaraz comenzó a llenarse de vida. En la agencia Lalo Travels, los viajeros se reunían, emocionados, en busca de nuevas aventuras. A las 9 de la mañana, el grupo, liderado por el carismático guía Jorge Flores, se preparaba para un día que prometía ser inolvidable: un recorrido por el majestuoso complejo arqueológico de Chavín de Huántar, pasando por la serena Laguna Querococha.

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La ruta que lleva al pasado y a lo más alto de la naturaleza

El microbús serpenteaba por las sinuosas carreteras que rodean la cordillera Blanca. A medida que avanzaba, la vegetación iba cambiando, dando paso a un paisaje de montañas imponentes y valles verdes que parecían pintados a mano. Jorge compartía historias sobre la cultura Chavín, una de las civilizaciones más enigmáticas del antiguo Perú. "La arquitectura de Chavín no solo es impresionante; también refleja el profundo conocimiento que tenían de la astronomía y la naturaleza", decía, mientras señalaba los picos nevados que se alzaban como guardianes de la historia.

La primera parada fue la Laguna Querococha, un espejo de agua cristalina que refleja el cielo azul andino. El aire fresco y puro llenaba los pulmones de los viajeros, que se lanzaron a explorar los alrededores. Algunos se aventuraron a caminar por la orilla, mientras otros se sentaron a disfrutar del paisaje. Jorge, siempre atento, explicaba que la laguna es un importante punto de conexión entre las comunidades locales y la naturaleza, un lugar donde la gente viene a rendir homenaje a la Pachamama.

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Llegada al enigmático Chavín de Huántar: el umbral de una civilización milenaria

A medida que nos acercábamos, la emoción se palpaba en el aire. Al llegar, la majestuosidad del sitio arqueológico nos dejó sin aliento. Las enormes piedras labradas, los monolitos y los templos nos transportaron a una época lejana. Jorge nos condujo a través de los laberintos subterráneos del complejo, donde el eco de nuestras voces se perdía entre las piedras. "Este lugar fue un centro de peregrinación y un importante sitio ceremonial", nos recordó, invitándonos a imaginar las ceremonias que allí se llevaron a cabo.

A medida que avanzábamos, la atmósfera mística del lugar se hacía más palpable. Las esculturas, los relieves y la famosa Cabeza Clava, cada elemento contaba una historia que nos conectaba con nuestros ancestros. El sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y violetas, y el grupo, absorto, no podía apartar la vista de la grandeza que teníamos frente a nosotros.

El día culminó con el corazón lleno de historia y la mente repleta de preguntas. A medida que la carretera nos llevaba de vuelta a Huaraz, Jorge compartía anécdotas y curiosidades sobre la cultura peruana, mientras las luces de la ciudad comenzaban a parpadear en la distancia.