¡Conmovedor! Joven con hermana discapacitada repara muletas y sillas de ruedas y dona a los necesitados [FOTO]
Admirable. A veces con pequeñas acciones, podemos hacer grandes cambios sobre todo para aquellas poblaciones que más lo necesitan. Conoce esta conmovedora historia.
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Conmovedor. Elizandro Freitas, de Colombo, Brasil, trabaja como voluntario desde hace 3 años, recogiendo y renovando sillas de ruedas, camas hospitalarias, muletas y sillas de ducha usadas. El objetivo es donar los elementos renovados a personas necesitadas de la ciudad brasileña, que no pueden permitirse comprarlos.
En entrevista con el portal “Rede de Notícias Paranaense”, Elizandro, de 33 años, dijo que la mayoría de los objetos son desechados o vendidos como chatarra. El señor consciente de la importancia que tiene una silla de ruedas o una cama de hospital para tantas familias de escasos recursos, insiste en la búsqueda de materiales para la renovación y la distribución de los objetos recuperados.
La mayoría de ellos se entregan a familias con personas mayores o personas con discapacidad, mientras que, otros son donados a instituciones médicas. Desde el comienzo de la pandemia, la demanda ha aumentado considerablemente. Su trabajo voluntario es el resultado de una misión muy personal: Elizandro tiene una hermana en silla de ruedas que ha enfrentado muchas dificultades, y prejuicios, a lo largo de su vida.
De primera mano, él vio a su hermana siendo víctima de la falta de accesibilidad en los establecimientos comerciales y la precaria estructura de los espacios públicos. Durante mucho tiempo, ni siquiera su hermana tuvo una silla de ruedas para moverse. Cabe mencionar que, cuando era niña tenía parálisis cerebral.
Años más tarde, el padre de Elizandro también se convirtió en usuario de silla de ruedas después de un derrame cerebral. “Tenía doce, trece años y dejé la carriola para asumir las responsabilidades de un hombre. Y eso terminó por hacerme querer ayudar a más personas”, recordó.
“Empecé solo, pero hoy unos amigos me ayudan en la publicidad, en la recaudación de fondos. Tengo unos amigos voluntarios que ayudan con la restauración, costura, montaje y pintura del equipo. También compro [equipo] de mi propio bolsillo. A menudo compro a través de depósitos que compran chatarra. Encuentro sillas a 20, 30, 50 reales, a veces las cambio por una canasta básica, etcétera”, dijo.
En estos tres años de voluntariado, Elizandro estima haber ayudado a más de 100 familias. “Actualmente tengo catalogados alrededor de 120 equipos. Pero seguro que hubo más, porque al principio no hice este disco”, detalló.
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