Thalía Mallqui recuerda sus inicios en la lucha: “Me decían que tenía más brazos que un chico”
No olvida tampoco que los hombres advertían que se cuidasen de ella. Thalía Mallqui está tratando de asimilar la muerte de su hermana Janet.
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Zarela Quenta León
Cuando terminó el colegio, la mamá de Thalía Mallqui le dio a escoger entre dos deportes: levantamiento de pesas o lucha libre. Ella, sin pensarlo, escogió la lucha. Y acertó.
Hoy en día es toda una deportista calificada. No fue fácil, tuvo que sacrificar muchas cosas, hasta aguantar algunas burlas de sus compañeros cuando la veían pasar: sus grandes músculos saltaban a la vista.
Ahora usa sus fuertes brazos para someter y derribar a sus rivales. Pero también para sostener sus numerosas medallas, incluida la medalla de bronce en los Panamericanos Lima 2019. Acá su historia.
-¿Cómo te iniciaste en lucha?
Fue por mi mamá. Fue a averiguar qué deportes podíamos practicar; encontró dos deportes gratuitos: lucha y halterofilia (levantamiento de pesas). Y elegí la lucha.
-Un deporte, en teoría, más relacionado con los varones.
La primera vez que fui al coliseo a entrenar, me sentí un poco avergonzada porque la mayoría de los atletas eran hombres, mujeres eran contaditas. Y yo venía de estudiar en un colegio de mujeres, por ahí más el roche.
-¿Alguna vez fuiste discriminada? ¿Te hicieron bullying?
Sí, al principio, cuando me preguntaban qué deporte practicaba, yo les decía lucha libre, entonces decían “cuidado con ella” o “no se metan con ella porque te golpea…”.
También por tu físico…
Claro, al trabajar la fuerza se desarrolla musculatura. Y cuando me veían así, los hombres me molestaban con comentarios absurdos. Es que el desarrollo de la musculatura es bien notable en las chicas.
-¿Qué te decían?
Que tenía más brazos que un chico, más músculos, cosas así. Al principio me molestaba, me afectaba, después ya no les hacía caso.
-¿La lucha te ha servido como defensa personal?
No me he visto hasta ahora en esa situación de peligro.
-¿Pero enfrentarías a un ratero?
Creo que uno piensa más en su seguridad que en tratar de defenderse.
-¿Y si está desarmado, ahí sí entras a tallar?
Ja, ja, ja… Si me agarra por sorpresa quizá pueda reaccionar.Sus anécdotas y metas.
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-¿Qué te falta conseguir como deportista?
Clasificar a unos juegos olímpicos y, si se puede, quedar cerca de una medalla.
-Tokio 2021 se acerca…
Sí, aún no estoy clasificada, pero las posibilidades están ahí, iré a competir al preolímpico, el lugar y el día aún no se sabe.
-¿Cómo te estás preparando?
Todos los entrenamientos los he estado haciendo en casa vía Zoom.
-¿Qué es lo más difícil que te tocó pasar?
Lesionarme y no estar en fechas importantes en casa, como en el cumpleaños de mi hijo. Pero lo más difícil fue lesionarme previo a una competencia, me pasó en dos ocasiones.
-¿Qué harás después?
Desarrollarme en lo profesional. Ya casi terminé mi carrera de ingeniería química y quiero ejercerla.
-Tu esposo también es luchador...
Sí, Abel Herrera y yo nos conocimos en la lucha. Él entró antes que yo. Yo practicaba en el Callao. En la Videna lo conocí. Fruto de ese amor nació Oziel.
-¿Alguna buena anécdota?
Me gustó compartir algunos campeonatos con mis hermanos Jorge y Janet.
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-¿Cómo estás superando la muerte de tu hermana Janet?
Aún no lo superamos, es difícil hablar de ella y no sentirse mal, pero el apoyo que tenemos como familia nos está ayudando mucho. La manera que nos dejó no ha sido fácil de asimilar. Solo nos queda buscar justicia para que la persona que le hizo tanto daño no quede impune.