César Ccahuantico: “Quiero que me den una oportunidad”

Cusco. Al pie del monumento de Túpac Amaru II, César Ccahuantico no puede reprimir sus ansias de gritar que por fin es un hombre libre. Alza los brazos en señal de triunfo, los mismos que espera levantarlos el día que vuelva a una cancha de fútbol. “Soy libre y quiero volver a jugar, no me cierren las puertas, tengo 33 años, mucha experiencia y estoy seguro de que puedo dar mucho más por el fútbol”, dijo el “Sinchi”, resumiendo en esas frases todos sus sueños y anhelos tras pasar varios años privado de su libertad cuando aún tenía cuerda para destacar en lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol.

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El Sinchi en su mejor versión, celebrando la Copa Sudamericana. Quiere volver a jugar.
El Sinchi en su mejor versión, celebrando la Copa Sudamericana. Quiere volver a jugar.

José Carlos Sotomayor

Cusco. Al pie del monumento de Túpac Amaru II, César Ccahuantico no puede reprimir sus ansias de gritar que por fin es un hombre libre. Alza los brazos en señal de triunfo, los mismos que espera levantarlos el día que vuelva a una cancha de fútbol. “Soy libre y quiero volver a jugar, no me cierren las puertas, tengo 33 años, mucha experiencia y estoy seguro de que puedo dar mucho más por el fútbol”, dijo el “Sinchi”, resumiendo en esas frases todos sus sueños y anhelos tras pasar varios años privado de su libertad cuando aún tenía cuerda para destacar en lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol.  

Lo acusaron de cómplice en un robo a las oficinas de Cienciano en el Cusco. Gritó su inocencia, muchos lo hicieron por él también. No se salvó. 

– ¿Sigues considerando injusta tu condena?

– Totalmente. Cometí errores en mi vida, no voy a decir que soy un santo porque no lo soy, pero soy inocente. Mi gran pecado fue confiar en la gente y trabar amistad con Carlos Gonzales, el “Chato Carlos”. ¿Dónde está él?, ¿por qué no lo capturan si él fue el autor material del robo? 

– ¿Sufriste mucho por recuperar tu libertad?

– Bastante, fueron seis audiencias que se frustraron. Los verdaderos culpables recuperaban su libertad y yo, nada. 

– ¿No será que te mareó la fama de haber ganado la Copa Sudamericana y la Recopa Sudamericana?

– Tal vez. Yo salté del fútbol amateur, del Alfonso Ugarte, a jugar la Copa Libertadores en menos de un mes. ¡Y era titular! Luego llegó el dinero, la fama y con él los amigos, pero cuando estuve en la cárcel y pensaba que tenía más de cien amigos, al final estos se contaban con los dedos de la mano.

DEUDA IMPAGABLE 

– Tú le debes una reparación civil a Cienciano, ¿el club te debe a ti?

– Mira, cómo era yo de confiado y cómo quería a Cienciano, hablaba con Juvenal Silva y le decía: “Viejo, ¿cómo es?”. Él me decía: ‘mira, cholo, vas a ganar tanto y estos son tus premios, ¿vas a firmar?’. Para qué, yo confío en usted”.  

– ¿O sea Cienciano te debe hasta ahora?

− Sí, me deberá unos 35 mil dólares, pero a estas alturas son prácticamente incobrables. La reparación civil ya la pagué antes de salir, fueron cinco mil soles. 

LAZOS DE AMISTAD

– ¿Hiciste muchos amigos en la cárcel?

– Bastantes, y les mando mis saludos a “Quique”, “Toro”, al “Tío Pini”, al “Charapa”, a “Chicoma”. Además, dentro de poco, voy a ir a visitarlos porque me invitaron para la inauguración de las tribunas de la cancha de fútbol del penal. 

– ¿Qué hacías en el penal?

− Yo estaba en el Pabellón 1, en el segundo nivel, la celda la compartía con cuatro compañeros. Nos levantábamos antes de las siete, y luego el desayuno; de allí me iba a entrenar porque formé una academia de fútbol y también iba a la carpintería a trabajar. Colaboré con el INPE en la organización de las primeras olimpiadas y formé una selección de internos que jugó incluso con Cienciano.

NO PERDIÓ TIEMPO 

– También aprovechaste el tiempo para estudiar.

− Cuando estaba libre me faltaba poco para terminar la carrera de profesor de educación física, en el penal estudié Ciencias de la Comunicación y también para entrenador. 

– ¿Se acordaron de ti los amigos del fútbol?

– Muchos, voy a nombrar algunos: Ferrari, “Chiquito” Flores, mi compadre Carlos Lugo, quien llegó desde Paraguay, “Checho” Ibarra, Freddy Ternero, el profesor Jurado, entre otros. A todos les tengo un enorme agradecimiento. 

– Tu sueño es volver a jugar 

− Efectivamente, solo espero que me den una oportunidad, por ahora no tengo nada concreto, por allí algunos ofrecimientos. Soy consciente de que debo ponerme en forma, la paila en el penal era fuerte y he subido unos kilos. 

– ¿Qué enseñanza te dejó tu paso por ese mundo llamado cárcel?

− Aunque muchos pudieran creer lo contrario, la cárcel me ha hecho mejor persona. La cárcel me ha dado mucha fuerza espiritual. Eso sí, lo que me pasó no se lo deseo a nadie, repito, a nadie. 

EL REENCUENTRO GANADOR

Después de casi cuatro años de estar preso, el “Cholo” Ccahuantico fue en búsqueda de su amigo, el “Pincel” García, que hoy se encuentra en una silla de ruedas. Ambos conquistaron la Copa Sudamericana con Cienciano en el 2003 y en este emotivo reencuentro recordaron viejas anécdotas. “No sabía que tenía un hermano tan feo”, bromeó García al ver a Ccuahuantico. Este dijo sobre el “Pincel” lo siguiente: “Sé que volverá a salir adelante de esta difícil situación”.

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