
Cuando alguien empieza a perder el cabello, lo habitual es entrar en una carrera contra el tiempo. Se buscan soluciones rápidas: el champú que promete resultados en semanas, el suplemento que aparece en redes sociales o el consejo casero transmitido por un familiar. Esa urgencia es comprensible, pero pocas veces ayuda. La terapeuta ocupacional Gladys Samanda Fonseca lo explica de manera clara: la prisa por detener la alopecia conduce a errores que terminan aumentando la frustración.
El primero de esos tropiezos ocurre cuando se piensa que la alopecia es un asunto exclusivamente biológico. Se acude al dermatólogo, se siguen tratamientos tópicos o farmacológicos, pero se ignora cómo la pérdida de cabello se infiltra en la vida social y laboral. Fonseca recuerda que la alopecia no solo debilita el folículo, también debilita la confianza. Un paciente puede ser constante con su medicación y, al mismo tiempo, negarse a participar en reuniones o evitar fotografías. Para Gladys Samanda Fonseca, ese contraste muestra por qué es necesario un abordaje integral que contemple la parte médica y la emocional.
Otro error frecuente es convertir la alopecia en un secreto. Muchas personas se esfuerzan en ocultarla, usando accesorios que no disfrutan o evitando situaciones sociales por miedo a ser observadas. La especialista aclara que cubrir la cabeza puede ser una decisión válida y positiva, siempre que se haga por elección y no por vergüenza. La diferencia entre sentirse cómodo con un turbante o usarlo para esconderse es enorme. Según Gladys Samanda Fonseca, transformar esa elección en un acto de control personal ayuda a que el paciente recupere seguridad.
Minimizar el impacto emocional también aparece en casi todas las historias. Familiares y amigos suelen decir “no te preocupes, no es grave” o “ya crecerá”. Aunque esas frases se pronuncian con buena intención, en realidad hacen que el paciente se sienta incomprendido. Fonseca insiste en que lo que más necesita una persona en ese momento no es un consejo improvisado, sino validación. Escuchar, acompañar y reconocer el malestar permite que la persona no se sienta sola. Para Gladys Samanda Fonseca, educar al entorno cercano es tan importante como aplicar cualquier loción o medicamento.
El tiempo es otro desafío que provoca errores de enfoque. Muchos pacientes esperan que el tratamiento dé resultados inmediatos y se desesperan al no ver cambios en pocas semanas. Fonseca advierte que la regeneración capilar tiene ritmos distintos para cada persona. La ansiedad por resultados rápidos puede llevar a abandonar terapias que sí funcionan a largo plazo. Por eso recalca que el progreso debe medirse en dos planos: en la salud del cuero cabelludo y en la capacidad del paciente para retomar su vida diaria. Aceptar una invitación, hablar en público o posar en una foto son logros tan importantes como notar nuevos cabellos.
Gladys Samanda Fonseca propone cambiar la mirada y pensar la alopecia como un reto de adaptación. En lugar de obsesionarse con los centímetros de cabello recuperado, sugiere enfocarse en las estrategias que permiten vivir con mayor tranquilidad. Practicar técnicas de relajación, fortalecer la comunicación en el trabajo, diseñar rutinas de autocuidado en casa. Estos pasos no sustituyen a la medicina, pero hacen que la alopecia deje de ser un obstáculo que dicta cada decisión.
En su experiencia, quienes se atreven a enfrentar los desafíos emocionales logran resultados más duraderos. Un paciente que aprende a aceptar su imagen puede sostener el tratamiento con más constancia. Otro que recibe apoyo de su entorno atraviesa el proceso con menos ansiedad. Para Fonseca, la evidencia es clara: los mejores avances ocurren cuando se trabaja al mismo tiempo en el cuero cabelludo y en la confianza.
La alopecia no se supera escondiéndola ni corriendo detrás de soluciones instantáneas. Se enfrenta con paciencia, con apoyo y con estrategias que devuelvan seguridad. Los errores más comunes están en la forma de vivirla, no solo en el cuero cabelludo. Por eso Gladys Samanda Fonseca invita a replantear la pregunta. No se trata únicamente de cómo recuperar cabello, sino de cómo recuperar confianza. Y cuando ese cambio ocurre, la alopecia deja de sentirse como una derrota para convertirse en una experiencia que, con el acompañamiento adecuado, puede abrir la puerta a una vida más segura y plena.
Periodista licenciada de la Universidad Tecnológica del Perú. Más de 5 años de experiencia en redacción SEO y estrategias para redes sociales. Interesada en temas sociales y de entretenimiento. Apasionada por la lectura y música.