Ya son dos años que vivimos la pandemia del COVID-19. Esta enfermedad que apareció en diciembre de 2019 en Wuhan, China aún no es curable pero sí prevenible gracias a las vacunas que se han fabricado y se han empezado a repartir por todo el mundo desde finales de 2020. Sin embargo, muchos se preguntan si aparecerá una nueva variante que nos regresaría al inicio de la pandemia.
Si bien el virus es impredecible, la ciencia ha avanzado mucho, más aún en estos dos últimos años. Recuerda que el coronavirus solo necesita una pequeña carga viral para que inicie su propagación. El último jueves la revista Nature Medicine publicó un estudio realizado a voluntarios que fueron deliberadamente infectados con el virus. Los resultados te los damos a conocer a continuación.
El médico de enfermedades infecciosas e inmunólogo del Imperial College London , Christopher Chiu, señaló que el desafío de este estudio son las medidas de seguridad aplicadas a los voluntarios ya que se trata de la investigación de un virus desconocido. Destacó además que los resultados obtenidos son muy valiosos y espera que ello permita aprender algo más del COVID-19.
Los resultados que se dieron a conocer por la Revista Nature han sido claros y en ellos se explica lo que a continuación detallamos:
Esta investigación inició en el mes de marzo de 2021 y los voluntarios en total fueron 36 personas cuyas edades comprenden los 18 y 30 años. Para la selección fue importante advertir a los participantes que todo aquel que tuviera factor de riesgo como obesidad, problemas en la función renal, hepatitis o problemas cardiovasculares, pulmonares o sanguíneos debían de abstenerse del proceso.
Además de lo ya explicado, para evitar riesgos, los investigadores ejecutaron dicho estudio por número de pacientes. Iniciaron con 10 voluntarios a los que les inoculaban una pequeña gota donde se encontraba la cepa del virus a través de un tubo largo y delgado. El mismo era inoculado por la nariz.
Del total de participantes, 18 estaban infectados y de ese total, dos no presentaron síntomas del COVID-19. Los infectados desarrollaron una enfermedad muy débil y sus síntomas fueron congestión nasal, estornudos, y dolor de garganta. Además se supo que el 83% de estos participantes perdieron el sentido del olfato.
Lo otro que se detectó es que a pesar que transcurrió seis meses de iniciarse dicho estudio, una persona no recuperó del todo el sentido del olfato. Lo preocupante de ello es que otro estudio que se ejecutó comprueba que esta sintomatología demuestra cambios en el cerebro.
El doctor Chiu explica además que ningún paciente comprometió sus pulmones y ello se debe a que eran jóvenes muy saludables y además fueron inoculados con pequeñas cantidades del virus.
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