Son las patologías infecciosas más frecuentes, afectando más a mujeres que a hombres debido a que estas tienen una uretra más corta. Se clasifican según la zona afectada en: infecciones del tracto urinario bajo cuando afectan la vejiga, próstata y uretra (cistitis, prostatitis y uretritis), e infecciones del tracto urinario alto, cuando se instaura en riñones y uréteres (pielonefritis).
Por lo general, son menos frecuentes las infecciones de zonas altas del aparato urinario, pues la vía de entrada habitual del agente infeccioso es la uretra. Dependiendo de la virulencia del agente infeccioso, puede llegar a través de los uréteres al riñón.
Es la planta más utilizada para el tratamiento y prevención. Debido a sus protoantocianidinas, tiene una actividad anti adherente a la superficie de la mucosa, evitando que la E. coli pueda llevar a cabo su infección.
La posología propuesta por la European Scientific Cooperative on Phytotherapy es de 300 a 750 g/día de preparados líquidos de arándano que contengan del 25 al 100% de jugo o bien de 200 a 500 mg de extracto seco, dos veces al día.
Puede tomarse tanto en infusión como de maceración, empleando en ambos casos de 10 a 30 g de planta, finamente troceada, por litro de agua y se recomienda ingerir un litro al día.
Las cápsulas o comprimidos deben contener 270 mg de polvo micronizado de hoja y la dosis diaria recomendada es de 1 cápsula cada 6-8 h, durante un máximo de 2 semanas y no más de cinco veces al año.
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La esencia de tomillo ejerce un efecto antiséptico urinario debido, fundamentalmente, a la acción que tienen sobre la membrana bacteriana sus componentes fenólicos: timol y carvacrol.
La posología propuesta es: en infusión de 1 a 2 g de planta seca en 150 ml de agua, o bien se puede tomar en tintura con una posología de 40 gotas hasta 3 veces al día.