Un estudio publicado en la revista Journal of Nutritional Science encontraba que un pequeño gesto, como modificar nuestros horarios de comida, podía ayudarnos a bajar de peso de manera sencilla.
En esta investigación se referían, concretamente, a retrasar y adelantar el desayuno y la cena unos 90 minutos sin restricciones en la dieta. De esta manera podríamos consumir menos calorías y perder más grasa corporal.
Por otro lado, cenar tarde está asociado no solo con un aumento del peso corporal, sino también con una subida de la presión sanguínea, independientemente de la comida que se consuma.
Asimismo, adelantar los horarios de cena puede ayudar a mejorar la calidad de nuestro sueño. El simple hecho de que cenemos antes permitirá que nos sintamos menos pesados a la hora de dormir, hagamos mejor la digestión y descansemos mucho mejor.
Algunos estudios señalan que el hecho de consumir la cena más tarde podría estar relacionado con un mayor riesgo de sufrir síndrome metabólico. Adelantar la cena reduce el riesgo metabólico, ofreciendo numerosos beneficios para nuestra salud.
Recuerda que cenar temprano y ligero no implica descuidar nuestra alimentación y la cantidad de nutrientes que nuestro cuerpo necesita para estar sano.
En la noche, también es importante incluir alimentos que contengan carbohidratos, así como evitar el consumo de grasas saturadas en alimentos fritos o embutidos, pues digerirlos por la noche es difícil para nuestro metabolismo.
Algunos alimentos que puedes cenar, aunque contengan carbohidratos, son: cereales como el arroz, avena, y derivados como pan y pastas; frutas y verduras; legumbres.
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