Por: Zoraida Peña H.
Muchas preguntas, dudas e incertidumbre nos invaden. La pandemia del coronavirus COVID-19 fue un golpe que nos remeció a todos. Pero, ¿cómo enfrentaremos esta “nueva normalidad”?
Nuevas reglas, nuevas medidas de seguridad, nuevas dinámicas de trabajo, nuevas formas de relacionarse. Sí, todo nuevo, pero hay que adaptarse si queremos sobrevivir y salir adelante.
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Trata de superar tu miedo, la angustia y el estrés, es difícil, pero no imposible. También hay que ser conscientes de que esta nueva realidad generó muchas cosas negativas, fobias o exarcebado la intolerancia.
“Hay personas que están temerosas de contagiarse y que las medidas de seguridad seguida por ellos de manera exhaustiva les produce una alerta constante del sistema nervioso. Algunos se convirtieron en policías de balcón, poniendo su mirada sobre sus vecinos, a veces como envidia por sentir que tienen una vida más flexible u holgada, estando más pendiente de los demás que de ellos mismos, acusándolos de irresponsables”, dijo el psicólogo español Sergio García al diario La Vanguardia.
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Pronto muchos empleados retomarán sus actividades presenciales en los diferentes centros laborales, y es muy importante que tanto ellos como sus empleadores tengan en cuenta una serie de recomendaciones para su “nueva normalidad laboral”.
Aquí algunos puntos esenciales a considerar: cuidar el talento humano y brindar seguridad psicológica será punto clave, así como reforzar la comunicación y capacitación en cuanto a medidas y protocolos de atención y apoyo al personal y sus familias, en caso de contagio.
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Será importante manejar una comunicación oportuna y transparente sobre la definición de quiénes regresarán gradualmente a las oficinas.
Es un hecho que el ser humano llegó a donde llegó gracias a su gran capacidad de adaptación. Igualmente, podrá superar esta difícil prueba. Para asegurar este proceso de adaptación lo primero que debemos hacer es valorar esta fase de manera tranquila y objetiva, sin precipitarse.
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Es importante dejar a un lado los pensamientos negativos porque solo contribuyen a preocuparnos más. Tampoco ayuda hacerse preguntas inadecuadas. En vez de “¿Por qué tiene que pasar esto?” nos deberíamos plantear qué podemos hacer para enfrentarnos a esto.
Es mucho mejor, relevante y gratificante centrarse en las tareas que tenemos por delante, vivir el momento presente y disfrutar de lo que tenemos.