Los disturbios psíquicos pueden tener su origen en una predisposición constitucional, en experiencias traumáticas, en conflictos ansiosos y en la deficiencia de determinadas vitaminas y minerales en el organismo.
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Las condiciones de la vida moderna, como la falta de tranquilidad y seguridad, la mala calidad del aire, combinadas con el empleo desenfrenado de drogas calmantes que intoxican el organismo y limitan aún más sus funciones, ayudan a agravar este cuadro.
Es vital recalcar que muchas “supuestas” enfermedades mentales son, en realidad, deficiencias nutricionales.
Estos trastornos implican alteraciones de orden psicológico o mental y muchas veces vienen acompañados de problemas orgánicos variados, como las psoriasis y las neurosis (histeria, neurastenia, fobia, obsesiones, crisis de angustia, depresión y melancolía).
La medicina natural actúa de manera decisiva en la solución al buscar el equilibrio total -físico, mental y espiritual- del hombre.
Por ejemplo, la falta de rivoflavina causa histeria y depresión, la deficiencia de niacina (B3) puede provocar nerviosismo e irritabilidad, la ausencia de ácido pantoténico en el organismo puede causar una depresión profunda, la deficiencia de biotina puede provocar alucinaciones y pánico; la falta de nutrientes es grave.
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