
El Departamento de Transporte de Texas anunció que dejará de emitir licencias de conducir comerciales a varios grupos de no ciudadanos, entre ellos refugiados, beneficiarios de DACA y solicitantes de asilo. La decisión ya se encuentra en vigor y forma parte de un plan para reforzar la seguridad vial en el estado.

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La norma afecta únicamente a las licencias comerciales (CDL), utilizadas por conductores de vehículos pesados y de transporte de pasajeros. Estas credenciales exigen mayores conocimientos técnicos que las licencias regulares para autos particulares, las cuales no sufrirán modificaciones. Quienes tengan solicitudes en curso tampoco podrán continuar con el trámite ni rendir pruebas de manejo o teóricas.
La medida responde a un ajuste de emergencia en las reglas de la Federal Motor Carrier Safety Administration (FMCSA). Desde el lunes 29 de septiembre comenzó a aplicarse en todo Texas, un estado clave por el alto volumen de camiones de carga que transitan sus carreteras. El objetivo oficial es incrementar los niveles de seguridad vial en un sector considerado crítico.
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Además de esta restricción, el gobernador de Texas impulsó otra exigencia desde inicios de septiembre: todo solicitante de una licencia comercial deberá aprobar un examen de inglés. La regla pretende garantizar que los choferes puedan comprender instrucciones, señales de tránsito y advertencias en carretera.
La Texas Trucking Association (TXTA) respaldó la disposición, alegando que el desconocimiento del idioma representa un riesgo latente en las vías. Según la entidad, un conductor incapaz de interpretar avisos sobre clima, construcción o desvíos puede poner en peligro tanto a otros transportistas como al resto de los automovilistas.

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Con estas medidas, Texas se convierte en uno de los estados más estrictos en la regulación de licencias comerciales. El gobierno busca consolidar estándares de seguridad más elevados, mientras que sectores defensores de inmigrantes advierten sobre el impacto que tendrá en miles de trabajadores no ciudadanos.
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