
La hegemonía del dólar ya no es incuestionable. En distintos rincones del mundo, varios países emergentes empiezan a tomar distancia de la moneda estadounidense y buscan alternativas que les permitan crecer con mayor autonomía financiera. En Asia Central, un nuevo protagonista dio un paso firme en esa dirección.
Uzbekistán anunció su incorporación al bloque BRICS+, una decisión que lo acerca a potencias como China, Rusia e India. Este movimiento refleja una estrategia pragmática: diversificar vínculos económicos sin romper los lazos con Occidente.
Durante la cumbre de junio de 2025 en Brasil, Uzbekistán fue reconocido oficialmente como socio del BRICS+. Como parte del acuerdo, ingresó al Nuevo Banco de Desarrollo, lo que le permitirá financiar proyectos clave en infraestructura, minería, irrigación y educación, con un respaldo estimado de 5.000 millones de dólares.
País sorprende al mundo: anuncia que dejará atrás el dólar de Estados Unidos.
La medida no implica una ruptura con Estados Unidos ni con Europa, sino la búsqueda de un balance que reduzca la dependencia del dólar. El gobierno uzbeko apuesta por abrirse a nuevas alternativas financieras en un escenario internacional cada vez más polarizado.
El contexto geopolítico añade complejidad. En paralelo a su acercamiento al BRICS+, Washington —bajo la presidencia de Donald Trump— advirtió que impondrá un arancel del 10% a los países que apoyen políticas "antiamericanas". Esto coloca a Uzbekistán en una delicada posición entre Oriente y Occidente.
Aun así, la nación mantiene sus compromisos con Occidente: participa activamente en la plataforma C5+1 junto a EE.UU., continúa con acuerdos de cooperación con la Unión Europea y avanza en las negociaciones para integrarse a la Organización Mundial del Comercio.
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