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"Beber mi orina me salvó": hombre diabético de 62 años sobrevivió 187 horas bajo los escombros en Turquía

Huseyin Berber vio al techo de su caer, se escondió en un sofá y gracias a su orina pudo sobrevivir tras ser rescatado luego de una semana del terremoto en Turquía.

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Huseyin Berber de 62 años fue encontrado después de una semana del terremoto de 7.8 en Turquía.

Más de una semana después del devastador terremoto que golpeó a Turquía como a Siria va dejando más de 40.000 muertos y sobre los 100 mil heridos. Desde que se sintió el seísmo, los esfuerzos por encontrar supervivientes no han parado, pese a las bajas temperaturas que se registran en ambos países, donde miles de personas han quedado sin casa ni alimento.

Entre todas las historias que salieron a la luz a través de los medios y agencias de noticias internacionales que se encuentran en el lugar de la catástrofe del siglo, esta semana se conoció la historia de Huseyin Berber, quien ha sido rescatado más de una semana después del terremoto de 7.8 de magnitud.

Su casa se fue abajo luego del terremoto y su voz a penas se escuchaba mientras pedía que lo ayuden. "Solo recuerdo estar enterrado bajo los escombros. Todo estaba completamente oscuro. Estaba tan oscuro que ni siquiera podía ver mi propio cuerpo. Grité, llamé, pero no había nadie allí. Nuestro edificio tenía 15 pisos. Yo estaba un poco aliviado cuando escuché los sonidos sobre los escombros", contó a Reuters.

El hombre de 62 años permaneció bajo las ruinas por 187 horas. Cuando el segundo terremoto empezó, vio que el techo se caía, tomó una alfombra y buscó un sillón para protegerse. Berber confesó que era diabético y tuvo la suerte de que sus medicamentos y botella de agua cayeran cerca a el luego de que se desplomara una pared.

Tomó una botella con su orina para sobrevivir

Asimismo, revela que tuvo que orinar en la botella luego de que el agua se acabara y gracias a ello pudo sobrevivir. "Finalmente, vi un agujero en los escombros. Cuando escuché los sonidos (de los socorristas), también grité. Grité tan fuerte que escucharon mi voz. Alguien extendió su mano y se encontró con la mía. Después de eso, me sacaron de allí", añadió.

"Una hora después, tomé (la botella de agua) y me la bebí. Disculpa, me oriné en ella y la dejé reposar. Me la bebí cuando se enfrió. Me salvé con eso", confesó al medio citado. Finalmente, expertos consideraron que las posibilidades de supervivencia en catástrofes luego de las 72 horas son bajas, por eso, es que cada anuncio de rescate es un milagro.

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