Sara es una joven de 20 años que pidió prestados 5 mil reales (un poco más de 930 dólares estadounidenses) a su familia para realizar un viaje a la ciudad de Buenos Aires, Argentina, donde el aborto ya es legal.
“Tener un hijo que no deseo y sin condiciones para criarlo, y ser obligada, sería una tortura. Así que cuando encontré este método legal, fue de gran alivio”, declaró la joven en conversación con la cadena alemana Deutsche Welle, que dio a conocer su caso y la acompañó a lo largo de su viaje.
Asimismo, la joven prefirió no revelar más detalles como la localidad en la que vive debido a que, según explica, el estigma contra las que se practican un aborto es fuerte en su país.
Cabe mencionar que en Brasil, el aborto solo se permite en caso de violación, riesgos para la madre o si el feto desarrolló una anencefalia, una malformación congénita del sistema nervioso.
Desde el domingo, entró en vigor la Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina, que permite el aborto de forma libre en todo el territorio hasta la semana 14 de gestación.
Mientras que, desde 2006 la Corte Constitucional de Colombia permite el aborto en tres situaciones: cuando pone en riesgo la salud física y mental de la mujer, en caso de violación o incesto o cuando hay una malformación incompatible con la vida fuera del útero.
Aproximadamente hay 500.000 abortos clandestinos al año en Brasil, de los que cerca de 200.000 conllevan complicaciones posteriores que acaban incidiendo en el sistema público de salud, sin mencionar las 500 muertes al año de promedio en el país.
Por otro lado, el 59 % de los brasileños se opone a cambios en la legislación y el 58 % considera que la mujer tiene que ser sancionada y hasta encarcelada si aborta, según una encuesta del Instituto Anis (2018).
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