A vísperas de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, un testimonio de supervivencia y fortaleza ha paralizado a México. Se trata de la joven saxofonista María Elena Ríos, una mujer que decidió domar sus miedos y contar su historia de lucha por la justicia.
La joven fue víctima de su expareja, un empresario y exdiputado de México que le arrojó ácido sulfúrico porque Ríos decidió terminar la relación, sustancia que lesionó su rostro, cabeza y diferentes partes de su cuerpo, cicatrices que lleva vendadas para poder soportar el dolor que le causa.
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“Tengo que aprender a olvidar, yo no puedo ni descansar porque sigo repitiendo la escena en mis sueños (...) esa sensación del ácido en mi cuerpo no se me va a quitar”, contó Ríos, de 27 años. La joven sufrió del cobarde ataque en su propia casa en Oaxaca, al sureste del país azteca.
“Es un proceso muy complicado porque en lo particular tengo que mentalizarme en que mi vida cambió (...) que las sensaciones de mi cuerpo ya no van a ser las mismas”, señaló en una entrevista ofrecida a la agencia de noticias Reuters en Ciudad de México.
Los casos de feminicidio en México se han elevado en un 137% en los últimos cinco años. Los últimos reportes revelaron que 10 mujeres son asesinadas a diario. Lamentablemente, muchos de los casos no encuentran justicia, tal como María Elena, quien hasta la fecha vive con miedo porque su agresor sigue prófugo de la justicia.
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La Fiscalía estatal dispuso una orden de captura y una recompensa de 50.000 dólares para localizar al sujeto por el delito de “tentativa de feminicidio”. La joven que ahora lleva vendas que cubren su rostro, llamó a todas las mujeres a “no tener miedo”. A pesar de que el camino de la justicia a veces es largo, ella dijo tener esperanza en que se haga justicia.