Quién fue Cura Ocllo, la reina inca que sufrió los peores maltratos de los españoles

¡Ejemplo de firmeza y coraje! En los colegios nos hablan muy poco de las princesas y reinas incas. Sin embargo, su labor en el desarrollo del Imperio Inca fue fundamental. Es por ello que en la siguiente nota te daremos a conocer la trágica historia de la última princesa Inca, Cura Ocllo hija de Huayna Cápac quien fue secuestrada por el español, Gonzalo Pizarro.

PUEDES VER: Imperio incaico: ¿Cómo era su arquitectura y agricultura?

Cabe destacar que historiadores han resaltado a la hermana de Atahualpa por representar la fuerza y valentía de las mujeres del incanato. Al igual que el último heredero de Túpac Amaru II, la reina también sufrió las peores vejaciones por parte de Francisco Pizarro y compañía.

¿Quién fue Cura Ocllo?

La última reina inca Cura Ocllo pasó su niñez se vio marcada por la guerra civil fratricida propiciada por Atahualpa, en la cual su hermano Huáscar tuvo que presenciar la muerte de toda su familia, además fue testigo de los asesinatos de curacas, esposas, hijos y funcionarios reales en Cusco.

En ese entonces, Atahualpa ordenó llevar a Huáscar a Cajamarca sin alimento y abrigo; pero antes de enfrentarse a su hermano, Francisco Pizarro lo capturó y encerró en un cuarto. Entonces, el que se perfilaba para suceder a Huayna Cápac temió que su pariente se uniera a los españoles y lo mandó a ejecutar a mitad de camino.

Una vez muerto Atahualpa, Manco Inca respaldó a Francisco Pizarro y compañía, ya que lo creía un salvador porque habría finalizado la guerra iniciada por su hermano en Cajamarca. Ya en 1533, es coronado Inca y tomó por esposa a su hermana Cura Ocllo, quien solo tenía 15 años.

PUEDES VER: El Imperio Inca: ¿Cuáles eran sus características?

¿ Por qué sufrió maltrato?

Pizarro no llegó solo al Perú, pues lo hizo en compañía de sus hermanos Hernando Pizarro, Juan Pizarro y Gonzalo Pizarro, este último se obsesionó con Cura Ocllo. Acercandose a Manco Inca para que se la cediera, pero el inca se negó y le aconsejó eligiera a otra esposa que no sea la madre de su hijo. Ante la respuesta, el hermano y esposo de Ocllo fue encerrado en su propio palacio, pero quedó en libertad al sobornar a sus vigilantes.

Ya en 1536, Manco Inca decidió rebelarse contra los españoles y trató de expulsarlos de su territorio. Para eso, convocó un gran ejército en lo que hoy es Urubamba, mientras era acompañado por Cura Ocllo. Así, lograron escapar de Gonzalo Pizarro. Al cabo de tres años el hermano de Francisco Pizarro encontró al inca, en la que dieron muerte a muchos defensores del emperador y tomaron como prisionera a Cura Ocllo.

Los españoles llevaeron a la esposa de Manco Inca a Cusco con una soga al cuello y durante el trayecto Gonzalo Pizarro golpeó en reiteradas ocasiones a Cura Ocllo para mantener relaciones sexuales, ya que ella se resistía. Pero no solo él poseía a la inca, sino también sus soldados, y para evitar que sigan cometiendo los abusos, ella cubrió su cuerpo con excremento, lo cual no frenó los abusos perpetrados por el pariente de Pizarro.

PUEDES VER: Túpac Amaru II: el sacrificio del precursor revolucionario

Muerte de Cura Ocllo

Francisco Pizarro, quien se encontraba en Cusco, envió emisarios para intentar negociar con Manco Inca, pues le aseguraron que si se rendía le entregaban a Cura Ocllo, caso contrario la aniquilarían. No obstante, el inca dio muerte a los mensajeros españoles y procedió en recuperar a su esposa, pero el hermano de Gonzalo Pizarro mandó a torturarla y organizó un macabro plan.

Por lo que, mando a la etnia de los cañaris que guardaba rencor a Atahualpa por sus abusos cometidos, a Cura Ocllo para que cobren venganza. La coya de Manco Inca fue despojada de sus prendas, la ataron a un poste y golpearon, todo ocurría ante la mirada atónita de los españoles, quienes quedaron asombrados por la valentía de la joven al no emitir ningún quejido ante brutal golpiza.

De acuerdo a lo contado en “Crónicas del Perú” escrito por Pedro Cieza de León, los cañaris tomaron sus arcos y usaron a Cura Ocllo como blanco para disparar sus flechas. A pesar de ello, la indígena resistió en silencio hasta el fin de su vida, ya que uno de los dardos impregnó cerca de su corazón. Sus últimas palabras retadores fueron. “¿Sacan su ira con una mujer? Dense prisa y acaben conmigo y así podrán satisfacer todos sus deseos”

Posteriora a la tortura, los cañaris colocaron el cuerpo de la coya de Manco Inca en una canasta y la dejaron en el río Vilcanota, la cual fue encontrada por el batallón del emperador.

Hoy en día, la estatua que se encuentra en Ollantaytambo, donde fue la ejecución, es en honor a Cura Ocllo, quien representa la fuerza y valentía de las mujeres del incanato. Además de ser la última reina inca que casi nadie recuerda.