El día en que un huracán espacial azotó la Tierra: ¿qué es y cómo afectó a la tecnología terrestre?

Un evento astronómico inesperado. Durante el 20 de agosto de 2014, un equipo de científicos confirmó la presencia de un tipo de "huracán espacial", el cual afectó temporalmente el clima espacial y alteró los sistemas de radio y GPS de la Tierra.

La investigación "Centelleo ionosférico y perturbación geomagnética causada por huracanes espaciales", publicada en Space Weather, plantea que el fenómeno espacial no solo perjudicó al campo magnético de la Tierra, sino que también llenó la atmósfera del planeta con partículas de electrones, aunque la actividad solar era baja.

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¿Cómo los científicos identificaron al "huracán espacial"?

Aunque el fenómeno es indetectable para el ojo humano, los especialistas utilizaron sensores especializados, donde se logró identificar cómo este huracán afectó directamente la navegación satelital, incluyendo sistemas de comunicación y radios espaciales.

Anteriormente, la ciencia ya sospechaba de su existencia a finales de los años 60; sin embargo, no existía la suficiente tecnología para confirmar el siniestro. En la actualidad, el panorama ya es diferente, y es posible identificar cualquier comportamiento extraño en el espacio que amenace a la Tierra.

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¿Cómo son los huracanes espaciales y cada cuánto ocurren?

Los científicos relatan que son similares a los huracanes terrestres. Durante el evento de 2014, este presentaba un "ojo central" y brazos de espiral, pero en lugar de lluvia y viento, este arrojaba corrientes de electrones de energía hacia la atmósfera espacial.

Para un mayor análisis, los científicos reconstruyeron el evento a través de las auroras brillantes en espiral que fueron generadas a través del fenómeno, lo que permitió conocer cada cuánto ocurrían dichos eventos.

Sorpresivamente, los huracanes espaciales ocurren con mayor frecuencia en ambos polos de la Tierra, especialmente en verano, hasta por 10 veces al año. De momento, no son considerados como una amenaza directa hacia nuestro planeta; sin embargo, pueden afectar los sistemas de comunicación espacial, incluyendo satélites y GPS.