
Con la llegada del Covid-19 en 2020, el pánico y la desinformación relacionada con las vacunas tuvieron una fuerte caída. Esto dio ímpetu al brote de enfermedades que ya estaban del todo erradicadas gracias a las vacunas. Entre las más sonadas hasta el momento se encuentra la tos ferina, un malestar respiratorio que se propaga rápidamente entre las personas.
La tos ferina, también conocida como pertusis o tos convulsiva, provoca constantes ataques de tos. Es causada por la bacteria Bordetella pertussis y es altamente contagiosa. Sin embargo, representa un riesgo latente para niños y bebés.
Normalmente, se caracteriza por una tos que va aumentando gradualmente al punto de ocasionar problemas de respiración en los pacientes. Una de sus señales más comunes es el sonido o silbido en el pecho durante un ataque de tos.
En los niños pequeños y bebés, esta enfermedad puede ocasionar la incapacidad permanente o, en casos extremos, la muerte, debido a que los ataques de tos interfieren fuertemente con su capacidad respiratoria, generando episodios de asfixia, vómitos frecuentes y desmayos.
Existen dos formas de contagio. La más común es de una persona a otra mediante secreciones infectadas de esta bacteria. Al momento de que el paciente infectado tose, estornuda o habla, se liberan miles de partículas de saliva, las cuales se quedan esparcidas en el ambiente y pueden viajar a través del aire, por lo que se puede propagar de una manera sencilla y peligrosa. Otra manera es tocar superficies infectadas y luego llevarse las manos a la nariz o boca.
Generalmente, los síntomas se van presentando entre 5 y 10 días posteriores a la exposición ante un paciente o ambiente con el virus presente. Por lo que los primeros síntomas pueden camuflarse como los de un simple resfriado:
Sin embargo, después de los 10 o 12 días desde el inicio de la enfermedad, la tos comienza a evolucionar, siendo cada vez más grave y violenta, generando mayores complicaciones en la respiración, como una sensación de asfixia o episodios de vómito, luego de la tos. Esto ocurre generalmente por la noche. Entre los otros síntomas no tan comunes resaltan:
Si presentas ciertos síntomas o crees tener tos ferina, evita a toda costa la automedicación y acude al centro de salud más cercano, donde un profesional de salud podrá diagnosticarte correctamente. Los criterios a evaluar son los siguientes:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tratamiento ante la tos ferina puede realizarse mediante la administración de antibióticos como la azitromicina, claritromicina o eritromicina. Otra manera de cuidado puede ser mediante el control de los síntomas, como el consumo de líquidos tibios, reposo y buena alimentación. Asimismo, el tratamiento más efectivo para la tos ferina es la vacunación para eliminar la enfermedad de nuestro sistema y seguir reforzando esta vacuna en el centro de salud más cercano.
Mantener los hábitos de higiene también es necesario para protegernos de la tos ferina:
Periodista especializada en ciencia, tecnología y salud. Bachiller en Periodismo de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Redactora en El Popular, interesada en temas relacionados con estudios científicos, eventos astronómicos, hallazgos y más.