La historia del sismógrafo

El sismógrafo es un útil  y valioso instrumento que detecta las ondas generadas por los terremotos o sismos en la corteza terrestre. 

SU ANTECESOR CHINO 

Fue confeccionado por el chino Zhang Heng en el año 130 d.C. Ese sismógrafo, bautizado como “el detector de terremotos”, causó gran asombro en su tiempo. 

Era una vasija de bronce que alrededor tenía ocho dragones con la cabeza hacia el suelo. Cada uno representaba un punto cardinal (N, S, E, O, NE, NO, SE y SO). 

 A su vez, cada dragón sujetaba con la boca una bolita. Si la máquina detectaba un movimiento de la tierra, una bola, según el lugar del sismo, automáticamente se soltaba y caía en la boca de uno de los sapos que se encontraban en la base. 

Este sismógrafo detectaba terremotos y su lugar de procedencia (epicentro), mas no medía su intensidad. La vasija original ya no se conserva, solo una copia. 

UN GRAN INSTRUMENTO

En sí, el sismógrafo fue inventado por el físico escocés James David Forbes en 1842. Este aparato, en sus inicios, consistía en un péndulo que  por su masa permanecía inmóvil, pese a que había movimiento a su alrededor. 

Dicho péndulo llevaba un punzón, este al percibir una vibración de la tierra,  iba graficando sobre un rodillo de papel líneas altas y bajas, dependiendo de la intensidad del movimiento.

SISMÓGRAFOS EN EL PERÚ

Uno de los primeros sismógrafos de Lima fue instalado en el Parque de la Exposición (Lima) por Scipión Llona, pionero de la sismología  en Perú, a inicios del S. XX.

A partir de ello, se fueron colocando sismógrafos en diversas partes del país.