Miles de padres inmigrantes arrestados en redadas de Trump: el impacto que nadie vio venir

El reciente arresto de una mujer en una guardería de Chicago no solo desató críticas por la forma en que actuaron los agentes de inmigración, sino que también reveló una estrategia más amplia del Gobierno de Trump: perseguir a padres y tutores que ayudaron económicamente a que sus hijos cruzaran la frontera. Su caso se produjo poco después de que sus dos hijos ingresaran solos a Estados Unidos y fueran enviados a un albergue federal, donde debían esperar a ser reunificados con un familiar.

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Un arresto que expuso una nueva política migratoria

En vez de facilitar la reunificación familiar, las autoridades acusaron a la madre de tráfico de menores, un cargo que generó preocupación entre defensores y expertos en migración. Aunque fue liberada por orden judicial, su caso se convirtió en un ejemplo emblemático de una ofensiva más amplia del Gobiernno, que ahora apunta a adultos que buscan recuperar a los menores bajo custodia federal.

Operativos masivos y nuevas tácticas federales

Fuentes federales confirmaron que en lo que va del año se han llevado a cabo dos operativos nacionales dirigidos a padres, tutores o patrocinadores de niños migrantes, que ya suman cerca de 3.000 arrestos. Funcionarios de alto nivel defienden esta estrategia como una vía rápida para facilitar deportaciones y, al mismo tiempo, como un supuesto esfuerzo para disuadir a las familias de exponer a los menores a peligros durante su travesía hacia Estados Unidos.

Como parte de este plan, el Gobierno puso en marcha verificaciones de bienestar en varios estados, además de una iniciativa que permite detener a patrocinadores que están en el país sin estatus legal, que usaron contrabandistas o que enfrentan antecedentes penales. Para algunos cuidadores, estas medidas pueden traducirse en cargos criminales, dejando a muchos niños en una situación incierta o nuevamente bajo custodia federal.

Más presión sobre los menores y obstáculos para las familias

Organizaciones que trabajan con niños migrantes denuncian que estas acciones están transformando el sistema de protección de menores en una extensión de la maquinaria de deportación. Informan que cada vez más tutores temen presentarse para reclamar a los niños por el riesgo de ser arrestados, lo que ha prolongado la estancia de los menores en centros federales. Incluso se están creando herramientas para rastrear a niños que las autoridades no logran ubicar, lo que según defensores añade más ansiedad a una población ya vulnerable.

A pesar de que la llegada de menores no acompañados aumentó en el gobierno anterior, la migración infantil es un fenómeno que lleva años. Muchos huyen de violencia o pobreza extrema y esperan reunirse con familiares en Estados Unidos. Sin embargo, los nuevos operativos del Gobierno están generando un aumento notable de detenciones entre patrocinadores sin antecedentes, algunos de los cuales terminan criminalizados o sometidos a procesos de deportación.

Retrasos críticos y detenciones inesperadas

El intercambio de información entre agencias y el escrutinio de los patrocinadores han provocado retrasos históricos en la liberación de menores a sus tutores. En septiembre, apenas poco más de un centenar de niños fueron entregados, una cifra muy inferior a la que se registraba en administraciones anteriores. La estadía promedio en custodia federal se ha duplicado, y abogados reportan casos de padres que, aun después de aprobar todas las verificaciones, fueron arrestados en la fase final del proceso de reunificación.

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En varios casos recientes, incluso hermanos o familiares cercanos fueron detenidos cuando acudieron a citas obligatorias para verificar su identidad. Esto ha generado desesperación entre los menores, que continúan bajo custodia sin entender por qué no pueden reunirse con sus familias. Para los defensores legales, el sistema se ha vuelto tan restrictivo que muchos niños están quedando atrapados en una red administrativa sin una fecha clara de salida.