Brasil: mamá muere por proteger a su bebé tras derrumbe de acantilado que sepultó a familia
La familia y su perrita murieron sepultados por un deslizamiento en una de las playas más conocidas de Brasil. Lamentablemente, la bebé no logró sobrevivir.
Únete al canal de Whatsapp de El Popular- Fin del seguro social en Estados Unidos: indocumentados no gozarán de ningún beneficio
- Día Internacional del Hombre se adelantó en algunos países: Descubre por qué se celebrará los 19 de marzo
Una familia perdió la vida tras el derrumbe de un acantilado en la playa de Pipa, Rio Grande, en Brasil. En el accidente murieron Hugo Pereira de 32 años de edad y Stella Souza de 33, quien intentó proteger con su cuerpo a su pequeña de siete meses que también falleció.
Según los medios de brasileños, la familia se encontraba en la playa junto al acantilado, cuando de pronto un enorme deslizamiento de tierra terminó por sepultarlos, incluyendo a la mascota.
Uno de los testigos indicó que, al excavar entre el montículo de rocas y tierra, encontró al padre de familia, luego a la madre, quien cubría a su hija. “La bebé todavía respiraba. Por causalidad, un médico pasaba por aquí en ese momento. Intentó revivir a la niña, pero ya no pudo hacerlo”, dijo el testigo.
Según las personas del lugar, estos deslizamientos ocurren por la erosión provocada por la marea y al debilitarse la base del acantilado, se hace más vulnerable al colapso.
Según el municipio de Tibau do Sul, al que pertenece Pipa, se colocan carteles para advertir de peligro. El secretario de comunicación del municipio, Fábio Pinheiro, indicó que la pareja fue advertida de los riesgos de la zona; sin embargo, hicieron caso omiso.
Según el medio La Nación, la pareja era dueña del alojamiento “Brisa”, que había cerrado sus puertas debido a la crisis sanitaria por la COVID-19 y solo hace algunas semanas habían reiniciado el proyecto.
La playa de Pipa es el principal balneario del litoral de la región sur del estado brasileño y más conocidas de Brasil. Antes de la pandemia del coronavirus recibía unas 7 mil personas por día.