Miguel Llano recuerda sus pasos por el fútbol: “Pinto no dejaba ir al comedor en sandalias”
Entrevista. Llanos tuvo sus mejores años en Cienciano, pero sus inicios en Alianza le dejaron huella también.
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Se sabe, la vida nunca es fácil y muchas veces, para alcanzar el éxito, hay que saber levantarse de los tropiezos que uno tiene.
Ese es el caso del ex futbolista Miguel Llanos, quien antes de coronarse campeón de la Copa Sudamericana, como de la Recopa Sudamericana con Cienciano pasó momentos complicados en su quehacer diario, pese a que venía de jugar por Alianza Lima, en el que hizo su debut como profesional y su futuro pintaba muy bien.
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Hoy, como formador, el ex lateral trata de inculcar lo mejor a los chicos para que, más que buenos futbolistas, sean personas de bien para la sociedad.
—¿Qué recuerdas de tus inicios en el fútbol?
Mi barrio era Matute, allí crecí, jugaba en una cancha conocida como Matutito y en la pista, donde aprendí a desarrollar mi habilidad. A veces había que parar para que pasen los carros o dejar el camino libre a las personas.
—¿Cómo llegas a Alianza Lima?
Tenía nueve años cuando me fui a probar, y así fui pasando los filtros, y en el último no fui seleccionado. Estaba decepcionado. Pero surgió algo que cambió mi futuro...
—¿Qué pasó?
Al año siguiente, el señor Mario Velásquez, quien sigue trabajando en Alianza, tenía un equipo, Club Cultural Matute, en el que nos enfrentamos a Alianza Lima. Ahí me vio el Cholo Castillo, quien me pidió que pase a formar parte del equipo. Así empecé en Alianza.
—¿Siempre jugaste como lateral por derecha?
Empecé como delantero, luego pasé a ser volante y de juvenil, antes de subir al primer equipo, me pusieron de lateral. Rafo Castillo fue importante en mi formación, me mejoró en la técnica y trabajaba mucho en espacio reducido.
DE BLANCO Y AZUL
—¿Recuerdas cómo fue tu debut?
Fue en 1998 contra Sport Boys, ganamos 3-0. Arranqué el partido jugando como volante. En el segundo tiempo, el profesor Pinto me cambió y al final me felicitó por mi actuación.
—¿Cómo era Pinto?
Recuerdo que cuando me promovió al primer equipo, me dijo que me iba a tratar como un profesional, no como un juvenil y que tenía que ser responsable como un grande. Te daba confianza. Me marcó en lo profesional.
—¿Era bien excesivo con la disciplina?
Era consecuente con lo que exigía. Si pedía disciplina era porque en su vida lo demostraba llegando temprano y dando el ejemplo. Por ejemplo, al comedor no podíamos ir en sandalias, sino con zapatillas y medias.
—¿Y en la parte táctica?
Nos enseñó mucho. Antes de un partido nos hacía ver videos. Recuerdo que me llamaba y me mostraba videos de los rivales de cómo marcar, cómo tapar la salida, tips que me sirvieron como futbolista y que los pongo hoy en práctica como formador.
—Tras tu salida de Alianza y antes de llegar a Cienciano la pasaste complicado.
Estuve en el Juan Aurich y en Villa del Mar, en Segunda. Llego a Cienciano el 2003 y había un grupo de gente experimentada, con buenos líderes que fue un valor agregado para la conquista de la Copa Sudamericana.
PAPÁ CAMPEÓN
—¿Pensaron en ganar la Copa Sudamericana?
Cuando empezamos la campaña éramos el patito feo, nos enfrentamos a planteles con jugadores con más experiencia y más conocidos que nosotros. Paso a paso nos fuimos afianzando y eso hizo que tengamos más confianza partido a partido y tener el apoyo de todo el Perú, que se unió por Cienciano.
—¿Qué imagen se te viene a la memoria de aquella final con River Plate en el estadio Monumental de Arequipa?
Me acuerdo que, al final, cuando el árbitro dio por terminado el partido, me arrodillo y empiezo a agradecer a Dios. Vi como una película que pasaba por mi mente, recordando todo lo que me costó para llegar a ese momento. Pasé duros momentos...
—¿Como cuáles?
Las malas decisiones que uno toma te hacen pensar más en lo personal, humano, deportivo. Un año antes de ser campeón con Cienciano estaba jugando con Villa del Mar en Segunda.
—Hoy, ¿cuál es tu presente?
Trabajo en las divisiones menores de Universidad San Martín. Con la experiencia, los estudios y la capacitación que tengo me permite explicar a los chicos con argumentos, como que con el talento no basta y que la disciplina es importante. Y que los estudios son importantes para ser personas de bien, inteligentes y ser buenos con la sociedad.