Carlos 'El Gato' Basombrío cuenta pasajes duros de su vida:“Hice de papá canguro para salvar a mi hija”

Carlos Basombrío Ormeño (48), quien hizo su carrera en Alianza Lima tiene en su trayectoria innumerables anécdotas, pero también fuera de las canchas, como cuando se tuvo que convertir en “papá canguro” para salvar a su hija que había nacido prematura.

-Carlos, pasaron los años y todavía se recuerda que fuiste “papá canguro”

-Sí, mi hijita nació prematura en 1995 y tenía que crecer con el calor del cuerpo.

-¿Cuánto pesaba tu hija?

-Un kilo cuatrocientos gramos.

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-Qué complicado para ti.

-Teníamos un doctor particular y nos decía que tenía que tener tal peso, pero no me acuerdo cuánto.

-¿Cómo hacías con los entrenamientos en Alianza?

-Los cumplía normal, pero salía apurado y me iba a mi casa corriendo. Llegaba, me echaba en la cama y tenía a mi hijita dentro de la ropa en el pecho.

-¿Cuánto tiempo estuviste así?

-Dos horas y dos horas mi señora. Fue completamente duro, pero salimos adelante.

-¿Eras cien por ciento casero?

-La verdad, siempre fui casero, no soy un angelito, pero no soy de trasnochar. Mucha gente no cree que a los 18 años recién tomé mi primer vaso de cerveza, y no me gustaba ir a las fiestas. Incluso inventaba viajes o partidos de exhibición para no estar en las reuniones familiares. Siempre fui profesional, nunca llegué tarde a los entrenamientos, ni faltaba. Eso se lo inculco a mis jugadores.

FUE GOLEADOR

-¿Qué nos puedes contar de tus inicios?

-Mi barrio está entre Barranco y Surco, igual que Juan Jayo. Vivía en la cuadra 2 de Alfonso Ugarte y él en la 5.

-¿Hacían sus pichangas?

-Jugábamos campeonatos de fulbito y la mayoría de peloteros eran del barrio de Jayo. Jugamos un campeonato calichín. Como anécdota te diré que jugábamos ambos como backs centrales, pero en ese torneo salí goleador.

-¿Goleador?

-Sí, es que cada vez que me decían patea un tiro libre  le metía unos puntazos y el portero no lo podía agarrar, era un tremendo arco. Tenía 10 años y el siguiente año me fui a Alianza. Todo lo aprendías en la pista, en la calle, en esa época no había academias.

-¿Estuviste de back central?

-Llegué como central, pero me vieron muy rápido en mi juego y me pusieron de delantero, también alterné de volante.

-¿Cuándo fue tu debut en Primera?

-Fue a los 16 con el profesor Company, perdimos 1-0 con Defensor Lima.

-¿Qué tal el grupo?

-En los entrenamientos comenzamos a correr, pero la gente de peso nos daba un cocacho y nos mandaba atrás, porque querían ir a un ritmo más pausado. Estaban Bam Bam Valencia, Anselmo Soto, Juan Vidales, el argentino Bianchini, Mágico Gonzales, Tony Alguedas, entre otros.

-¿Recuerdas tu primer sueldo?

-Cuando empecé en Alianza ganaba tres sueldos mínimos, que servía para mis pasajes y comida. Pero cuando ya hice un contrato lo primero que hice fue comprarme un departamento por sugerencia de mi madre, pues quería arreglar la casa donde ella vivía.

-¿El fútbol te dio muchos amigos?

-De todo, conocidos, amigos y enemigos. Mi abuela me formó bien y me decía que uno es igual a todos, puedes ser panadero, albañil, pero cada uno sigue su destino.

VIAJE A GRECIA

-Emigraste a Grecia en 1998 con otros peruanos.

-Nos fuimos el 25 de diciembre con Jorge Huamán y Juan Carlos Bazalar al Vería.

-¿Cómo fueron los primeros días?

-Todo era un chiste, nos hospedaron en un hotel bien bacán y nos llevaban a un restaurante, desayuno, almuerzo y cena. Tú veías diferentes clases de comida, pero no sabíamos cómo pedir. Y tuvimos que hacerlo todos con señas para indicar la comida que queríamos. Eso mismo nos pasaba cuando salíamos a comprar. Compré un diccionario español-griego, aprendimos algunas palabras, como “cuánto cuesta”.

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-¿Qué tal fue la celebración de ese Año Nuevo?

-Nosotros esperábamos que como acá en Perú se quemaran los muñecos, pero nada de nada, ni panetón, ni chocolate.