Una perrita de raza labradora de nombre Lulú era una de las reclutas del programa de entrenamiento de élite de la Agencia de Inteligencia de los Estados Unidos; sin embargo, no pudo durar mucho tiempo en esta labor por ser muy juguetona.
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La dulce Lulú venía siendo entrenada junto a otros cachorros para poder detectar olores de bombas, mas la perrita no mostraba interés en olfatear los aparatos explosivos ni con incentivos como golosinas o premios que le ofrecían.
Por ello, la CIA decidió publicar en su cuenta oficial de Twitter una serie de mensajes en los que explicaba por qué no todos los perros podrían mostrar interés en los entrenamientos. "Puede haber un millón de razones para que un perro en particular pierda el interés. Los entrenadores se convierten en psicólogos perrunos tratando de averiguar qué ayudará al perro a salir de la apatía", escribieron en su red social.
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Pero con la labradora de color negro no ocurría lo mismo. "Para algunos perros como Lulú queda claro que el problema no es temporal. Este no es el trabajo para el que están destinados", indicó la CIA.
Afortunadamente para Lulú, su vida después de ser despedida de la CIA se acomodó a lo que más le gustaba: jugar con niños y con la familia que la adoptó. Ahora la perrita no olfatea bombas, pero sí conejos y ardillas en el jardín trasero de su nuevo hogar.
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