¡Atención! El botox es un procedimiento estético popular que se utiliza para reducir temporalmente las arrugas y líneas de expresión en el rostro. Sin embargo, un grupo de científicos descubrieron que las inyecciones de este tratamiento pueden cambiar la forma en que el cerebro interpreta y procesa las emociones.
Si bien es cierto la aplicación del bótox, elaborada por la bacteria Clostridium botulinum es uno de los procesos más demandados en todo el mundo porque logra una apariencia más suave y juvenil sin necesidad de acudir a una sala de quirófano. Por lo que este procedimiento actúa bloqueando las señales nerviosas que hacen que los músculos se contraigan, lo que provoca que las arrugas y líneas de expresión se suavicen.
Según las investigaciones de la Universidad de California, Irvine, sugiere que cuando vemos una expresión de enojo o felicidad en la cara de otra persona, flexionamos o contraemos los músculos de nuestra cara para simular la expresión. Además, estos gestos son inconscientes, y cuando nuestros músculos de la cara imitan la sonrisa o el ceño fruncido de otra persona, se envían señales a nuestro cerebro que nos ayudan a interpretar esas emociones.
Por lo que, es importante que el cerebro siga su proceso natural y envíe señales a nuestra cara, pero con el bótox, esta capacidad podría verse reducida, esto según los científicos de la Universidad de Caliornia.
Otra investigación que ayuda a entender este tema es según una reciente investigación de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados en Trieste (SISSA), en Italia, esta herramienta indispensable para la interacción humana se ve afectada por la aplicación de botóx en el nódulo frontal. Dicho eso el estudio revela que, la capacidad de las personas para comprender la expresión de las emociones puede cambiar debido a la interrupción de la retroalimentación muscular inducida por el botox.
Por ende, los científicos indicaron que se obtuvo la participación de un grupo de 10 mujeres entre 33 y 40 años, en donde les inyectaron bótox para inducir parálisis temporal en el músculo y después, midieron su actividad cerebral mientras observaban imágenes de rostros emocionales.
Durante el proceso los científicos encontraron que la actividad en la amígdala, el centro de nuestro cerebro responsable del procesamiento emocional, mostró signos de cambio al ver caras con expresiones felices y enojadas después de las inyecciones. Además, llegaron a la conclusión que prevenir el ceño fruncido con bótox inhibe la forma en que el cerebro procesa las caras emocionales.
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Las áreas más comunes en las que se aplica el botox son la frente, el entrecejo y las patas de gallo alrededor de los ojos, como también se puede utilizar en otras áreas del rostro, como el contorno de la mandíbula o las líneas de marioneta alrededor de la boca, para lograr un efecto de rejuvenecimiento general.
Es importante destacar que el botox es un tratamiento temporal y sus efectos suelen durar entre tres y seis meses, dependiendo de la persona, después de ese período, es necesario repetir el procedimiento para mantener los resultados.
Periodista especializada en temas de actualidad, educación, vida y salud. Bachiller de la Universidad Jaime Bausate y Meza.