Primero debemos recordar que la vacuna contra el COVID-19 no evita los contagios, más sí evita que desarrolles un cuadro grave de la enfermedad así como una posible hospitalización. Razón por la cual debemos continuar realizando las medidas de protección establecidas para evitar el contagio y la propagación de este.
En términos generales, las personas vacunadas que contraen COVID-19 y padecen síntomas son propensas a los mismos que una persona no vacunada podría experimentar.
Estos incluyen:
- Fiebre.
-Tos
- Dificultad para respirar.
- Fatiga.
- Dolores corporales.
- Dolor de cabeza.
- Dolor de garganta.
- Congestión.
- Náuseas, vómitos y diarrea.
- La pérdida del gusto o el olfato a veces puede servir como pista reveladora, aunque no les sucede a todas las personas.
Asimismo, si tienes síntomas similares a los de la COVID-19, es recomendable que te hagas la prueba, incluso si estás vacunado. También recomiendan que te hagas la prueba si estás vacunado, pero sabes que te has expuesto a alguien con COVID-19 sospechada o confirmada.
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