El gasto emocional. Quizás alguna vez has escuchado este término y no sabes qué es o tienes una ligera sospecha. Pues aquí te lo decimos.
DEJA LAS EMOCIONES
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Cuando una persona compra por ansiedad, envidia, vanidad, deseo u orgullo eso se convierte en un gasto emocional. Compras para sentirse mejor, por impulso, para cubrir una supuesta ‘necesidad’ o demostrar tu superioridad frente al resto.
Esta obsesión de compararse con los demás, en términos de símbolos externos de riqueza, es lo que lleva a muchas personas y familias a vivir más allá de sus posibilidades, acabando con un endeudamiento excesivo e inestabilidad financiera.
A veces, la necesidad de recurrir a hacer estos gastos aparece cuando tenemos la moral baja, no nos sentimos seguros de nosotros mismos y necesitamos objetos materiales para sentirnos mejor. Pero hay que tener cuidado porque pueden causar un agujero en nuestra economía.
Analiza primero cada compra que piensas realizar: ¿qué pasa si no lo compro?
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Sé consciente de lo que ya tienes y recuerda lo que cuesta conseguir el dinero.
Periodista egresada de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Martín de Porres. Desarrollo temas de Educación financiera como finanzas personales, emprendimiento, economía del hogar, ahorro; asimismo, temas de salud y psicología.