Nutrición: Saciar el hambre no es igual que alimentarse bien

La alimentación es algo fundamental en nuestra vida, su finalidad es saciar el hambre y mantener una buena salud. Por ellos consumir cualquier cosa que nos haga sentir llenos no significa estar bien alimentado. Una buena nutrición está constituida por una gran diversidad de alimentos y en las cantidades adecuadas.

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Generalmente cuando sentimos hambre buscamos aquello que está a nuestra disposición y por esta razón nuestra alimentación se puede ver alterada por el entorno. Sin embargo, nuestro organismo está programado para demandas ciertos nutrientes.

Aun así, al consumir alimentos procesados y preparaciones no adecuadas de manera regular podríamos producir un desequilibrio en nuestro organismo y hacer que desarrollemos un apetito hacia una gran variedad de alimentos y productos que no nos convienen. En consecuencia, podríamos sufrir de obesidad, desnutrición, anemia, problemas cardiovasculares y fatiga.

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¿Cuál es la solución?

No darle a nuestro cuerpo una gran cantidad de alimentos, sino una calidad de alimentos. Si bien debemos comer todo tipo de alimentos pues nuestro cuerpo requiere macro y micronutrientes, tenemos que elegir las proporciones.

Una dieta equilibrada debe tener entre 12% y 15% de proteínas, 50 a 60% de hidratos de carbono y 20-30% de lípidos. Las proteínas las puedes conseguir en las carnes, pescados, huevos, lácteos y legumbres; los hidratos, que son la principal fuente de energía, están en las frutas, verduras, legumbres y cereales; y por último los lípidos son alimentos ricos en grasas saludables como la palta, los frutos secos o las aceitunas.