
En 1963, Randy Gardner, un estudiante de secundaria de 17 años en California, se propuso romper un récord mundial: permanecer despierto durante el mayor tiempo posible. Su objetivo era comprobar qué ocurría si una persona no dormía por un periodo prolongado. Lo que comenzó como una simple curiosidad científica se convirtió en uno de los experimentos más impactantes sobre los efectos de la privación del sueño.
Durante los primeros días, Gardner experimentó síntomas leves como fatiga, cambios de humor y dificultad para concentrarse. Sin embargo, con el paso del tiempo, su estado físico y mental se deterioró notablemente. Llegó a sufrir alucinaciones, pérdida de memoria a corto plazo y dificultades en el habla. A pesar de todo, nunca consumió sustancias estimulantes durante el experimento.
Lo sorprendente del caso fue lo que los científicos descubrieron después. Aunque Randy permaneció despierto por 264 horas —casi 11 días— su cerebro no colapsó como muchos esperaban. Al contrario, se detectaron períodos breves en los que partes de su cerebro parecían 'dormirse' por segundos, lo que le permitía continuar en vigilia de forma parcial. Este fenómeno reveló una nueva capacidad del cerebro humano para autorregularse incluso en condiciones extremas.
El joven que desafió el sueño por 264 horas: lo que le pasó te dejará sin palabras.
Los investigadores también notaron que, al concluir el experimento, el joven no necesitó dormir 11 días seguidos para "recuperarse". Bastaron unas horas de sueño profundo y algunos ciclos normales para que su organismo retomara su funcionamiento regular, lo cual también desafió las creencias de la época sobre la deuda de sueño acumulada.
El experimento de Gardner fue supervisado por médicos y registrado por la Marina de los Estados Unidos. Si bien no sufrió daños permanentes, los expertos de hoy advierten que replicar este tipo de pruebas sin supervisión es extremadamente peligroso. La privación de sueño prolongada puede provocar consecuencias neurológicas graves e incluso poner en riesgo la vida.

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Este caso sigue siendo estudiado en la actualidad, no solo por sus implicancias científicas, sino también por lo que reveló sobre la plasticidad y los límites del cerebro humano. Gardner demostró que el cuerpo puede adaptarse a situaciones extremas, aunque no sin consecuencias.
Periodista especializada en tendencias y actualidad. Licenciada en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Certificada en SEO y Marketing Digital. Interesada en temas relacionados con tendencia, coyuntura nacional, farándula y más.