
Viajar a 90 países es un sueño que pocos pueden alcanzar. Se necesita tiempo, dinero, disposición laboral y pasión por descubrir el mundo. Ese fue el camino de una trotamundos estadounidense que ha recorrido naciones de todos los continentes, pero que encontró en Islandia un destino tan especial que rompió su propia regla: visitar solo una vez cada país.

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Desde un inicio, su enfoque fue claro: conocer la mayor cantidad de lugares posibles. “¿Para qué volver a ver el Coliseo si no he visto las Grandes Pirámides ni la Antártida?”, reflexionó en entrevista con Business Insider.
Aunque había decidido no repetir destinos, Islandia la conquistó. “Ya lo he visitado tres veces y definitivamente pienso volver. Es al único al que iría una y otra vez”, confesó.
La primera vez llegó por recomendación de una amiga que organizó la travesía. “Siempre había querido visitar Islandia, pero nunca lo prioricé hasta que una buena amiga me convenció de dar el salto. Ella planeó la mayor parte de nuestro viaje y me emocionó con la idea de ver las imponentes cascadas, aguas termales, glaciares y campos de lava del país”.

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Su primer contacto fue con Reikiavik, capital de Islandia. “En cuanto llegué, me enamoré del país. Nuestra primera parada fue Reikiavik, la capital más septentrional del mundo”.
La viajera se sorprendió con la personalidad vibrante de la ciudad: “Me sorprendió la cantidad de cosas que hay para hacer en Reikiavik, especialmente porque es una ciudad bastante pequeña con una población de menos de 140.000 habitantes”.
Además, destacó el recibimiento inclusivo de la ciudad: “Una señal hermosa e inconfundible de que todos son bienvenidos en Islandia. Me trajo muchísima alegría”.
La exploradora disfrutó de actividades únicas en Islandia: “Empecé sumergiéndome en las cálidas aguas de la Laguna Sky y disfrutando de un ritual de varios pasos inspirado en las prácticas tradicionales nórdicas de bienestar. Mi vida es estresante y me cuesta relajarme, pero me sentí rejuvenecido al salir”.
También recorrió playas negras formadas por volcanes, caminó sobre glaciares, observó enormes cascadas y probó la gastronomía local.
La viajera destacó la amabilidad de los locales: “Parecían orgullosos de mostrar su país. Me sentí como en casa en Islandia. Me encantó la aventura, la comida y la gente. No quería irme”.
Solo tres meses después de su primera visita, decidió volver: “Esta vez, reservé un crucero de expedición al norte. Vimos ballenas, cruzamos el Círculo Polar Ártico y caminamos por montañas y campos de lava tan hermosos que las vistas no parecían reales”.
En su tercera visita, Islandia le regaló un espectáculo natural único. “Islandia se veía totalmente diferente cubierta de nieve, y pude ver brevemente la aurora boreal”, contó emocionada.
Periodista especializada en actualidad y tendencias. Bachiller en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Redactora en Popular. Interesada en temas relacionados con actualidad nacional e internacional, virales en tendencia y más.