Una acción que parece tan inocente y agradable, como masticar chicle, que es una alternativa al uso de tabaco, ayuda a relajarse y no son dañinos para la salud; por qué está prohibido venderlo en Singapur desde 1992. A continuación te daremos todos los detalles de esta curiosa norma que se da en este país de Asia.
Los que van por turismo pueden llevar sus propios chicles, pero solo unos cuantos paquetes para consumo personal, si te descubren vendiéndoselos a los singapurenses, tendrán que pagar una multa.
La razón más sencilla es el vandalismo. El Gobierno de Singapur dictó una ley en 1992 que prohíbe la importación, fabricación y venta de chicle. El motivo es la conducta incivilizada de los consumidores, quienes pegando la goma de mascar en puertas y paredes, han perjudicado el funcionamiento de metros, trenes y ascensores. Las autoridades involucradas en el Medio Ambiente indicaron que es "una constante molestia en lugares públicos".
En algunos establecimiento la prohibición fue muy bien recibida, mientras que otros la consideraron "drástica y extrema". Los que distribuían este producto se quejaron de no haber sido notificados con tiempo, las ventas que tenían alcanzaban alrededor de los cinco millones de dólares anuales.
Según las autoridades de Singapur, obligan a los turistas a declarar la cantidad de barras de chicle que tengan en su poder, en caso de ser consideradas excesivas, se las confiscarán. Cualquiera que infrinja esta norma tendrá que pagar una multa de 3000 dólares aproximadamente si es la primera vez, para los que reinciden se les aumentará hasta 6000 dólares, con la posibilidad de ser condenado a dos años de cárcel.
Periodista especializado en actualidad, policiales y deportes. Graduado en Ciencias de la Comunicación en la Universidad San Martín de Porres. Redactor y Communit Manager en El Popular. Interesado en temas relacionados con política, fútbol peruano e internacional, economía, coyuntura nacional y mundial.