Entre los personajes femeninos más emblemáticos y glamorosos del siglo XX se encuentran Marilyn Monroe y la reina Isabel II, ambas figuras mundiales y que por razones completamente diferentes marcaron una época. Pero, ¿sabías sus caminos se cruzaron?
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Según el libro “Cuando Marilyn conoció a la reina”, de Michelle Morgan, la joven actriz conoció a la reina Isabel II en 1956 en un pomposo evento, el Royal Command Performance, en el Empire Theatre de Londres, en el que estaban presentes grandes estrellas de cine. Ambas tenían la misma edad, 30 años.
La aclamada actriz de Hollywood podría haber sido una de las mujeres más deseadas y famosas del mundo, pero estaba tan nerviosa por conocer a Isabel II que no dejaba de morderse los labios, quitándose todo el labial, algo que incluso la monarca británica lo notó.
“Pensé que la señorita Monroe era una persona muy dulce. Pero sentí pena por ella, porque estaba tan nerviosa que se había quitado todo el lápiz labial con la lengua”, habría comentado Isabel II a una amiga. Mientras llegaba el turno de Marilyn Monroe para saludar a la reina, Isabel II no evitó de mirarla de arriba abajo.
Y es que la actriz, además de irradiar sensualidad, siempre rompió las reglas de la moda, y al conocer a la reina no fue diferente, ya que rompió por completo el protocolo al usar un vestido dorado escotado.
Aparentemente, a las mujeres en el evento se les pidió que “se vistieran de manera adecuada para estar a la altura de la realeza; por ejemplo, no deberían usar vestidos tan escotados”.
La actriz tomó la mano de Isabel y luego descendió en una tímida reverencia. Sin embargo, su mirada era firme y sincera. Luego, los dos conversaron durante varios minutos y, entre risas, tocaron temas que incluyen ser vecinos y sobre su residencia en Windsor.
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Luego del encuentro, Marilyn les dijo a los periodistas lo amable que era Isabel II. “La reina es muy afectuosa, irradia dulzura”, dijo Marilyn, según el libro de Morgan.
“Me preguntó si me gustaba vivir en Windsor y le dije: ‘¡Qué!’. Y me dijo que como yo vivía en Englefield Green, cerca de Windsor, éramos vecinos. Así que le dije que Arthur (su esposo de ese entonces) y yo íbamos a dar un paseo en bicicleta por el parque”, agregó.
Aparentemente, el aprecio fue mutuo, ya que un artículo de una revista del Reino Unido hace unos años decía que la reina se obsesionó con Marilyn después de conocerla. “La reina quedó fascinada con Marilyn y vio cada una de sus películas”, se indicó.
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