Por: José Huapaya Solano
La Diosa hermosa del amor, Dina Páucar, se fue a la selva y desde su retiro voluntario, reflexiona sobre los duros momentos que vive el mundo.
Ella pide que la pandemia nos una, nos haga más solidarios y empáticos, para enfrentar juntos los terribles momentos por el COVID-19.
—Este 2020 ha sido terrible…
–Sí, demasiado duro para todos, perdimos familia, amigos, sigue siendo duro, lo asumimos con dolor y tristeza, también con responsabilidad. Tuvimos mucho miedo, es difícil acostumbrarnos a vivir así, hay que tener fe en Dios.
—¿Te fuiste a vivir a Chanchamayo?
– Sí, ya hace unos meses. Aproveché para retomar el proyecto de mi hotel turístico, que mis hijos le pusieron Munay Alpa, en plena selva de Chanchamayo. Esperamos Dios nos bendiga y tenga sus frutos.
—¿Es tu manera de reinventarte?
– Como repito, era algo que tenía postergado porque nos las pasábamos viajando por el interior y varios países. Dentro de todo lo malo que pueda estar sucediendo, para mí es algo hermoso y divino.
—¿Estás dedicada a la agricultura?
– A mi chacrita, al cultivo de palta, maíz, frutas y otros productos. También a criar a mis animalitos, que yo les digo wawitas.
—¿Sientes que te has reencontrado con la naturaleza?
– Totalmente, me hace acordar mi niñez, acá todo es hermoso, como un paraíso.
—¿Igual la música sigue presente?
– De todas maneras, he grabado dos canciones con mi celular y desde mi casa. La primera se llama Romperemos la distancia y la segunda dedicada al Bicentenario. Espero que baje un poco la tensión política para estrenarla.
Dina Páucar celebra mañana sus 30 años de vida artística y no tuvo mejor idea que elegir su paraíso terrenal para celebrarlo.
“Este año será diferente, sin público presencial, hemos tenido que adaptarnos a los nuevos tiempos. Por eso haremos un concierto virtual ecológico de 3:00 a 5:00 de la tarde en mi finca Munay Alpa. Emocionada por el reencuentro con mi público y mi grupo Los Elegantes del Amor después de nueve meses”, finalizó.