“Me han matado tantas veces que ya no sé si estoy vivo”, dijo alguna vez.
Era verdad, 20 veces “lo habían matado” con especulaciones sobre su resquebrajada salud por las redes sociales.
Hasta que ayer una noticia sacudió el planeta cuando a las 2:30 de la tarde un reconocido periodista mexicano informó que Chespirito había muerto. ¡Rechanfle! Nadie lo podía creer.
“Ha muerto Chespirito”, escribió Joaquín López Doriga en su cuenta de Twitter.
El genio de 85 años con alma de niño eterno se encontraba en su casa del balneario de Cancún, rodeado de sus familiares más cercanos, entre ellos su pareja Florinda Meza.
Aunque no informaron sobre las causas de su deceso ocurrido a la 1:15 pm, lo cierto es que varios factores acabaron con su vida, pues desde el 2009 arrastraba problemas de salud relacionados con la próstata, la diabetes, efisema pulmonar y algunas afecciones respiratorias.EL GENIO TÍMIDO
Durante más de cuatro décadas, Roberto Gómez Bolaños fue un referente del humor mundial. Pero antes de ser el creador del Chavo del Ocho, del Chapulín Colorado y de una bonita vecindad, Roberto estudió Ingeniería en la Universidad Autónoma de México. Había sido un niño tímido pero sabía defenderse porque practicó boxeo y fútbol.NIÑO DE CLASE SUBBAJA
“Nunca tuve una bicicleta pero siempre tuve una pelota”, recordó una vez, cuando contó que su infancia transcurrió feliz y tranquila hasta que su papá murió a causa de un derrame cerebral. Roberto apenas tenía seis años. “Mi casa la había hecho mi mamá con mucho esfuerzo, pero luego que murió mi papá faltaron todos los recursos del mundo, y bajamos de la clase media a la sub, sub, submedia o baja o mediana”, confesó con humor.UN JOVEN CON BARRIO
El joven más popular del barrio comenzó su carrera entre 1960 y 1965 haciendo guiones y canciones para los programas cómicos de lo que actualmente es Televisa. Tres años después, en 1968, arrancó su carrera de actor y trajinó 40 años haciendo reír a millones. Buenas noches, Chavo. Buenas noches, vecindad.
EL SHAKESPEARE LATINO
Ya que sus padres cultivaron en él la pasión por la lectura y la poesía, Roberto tuvo talento como libretista en una agencia publicitaria. Por su enorme producción de libretos y por su baja estatura, un cineasta lo apodó Chespirito, en alusión a la pronunciación en español del diminutivo de Shakespeare.
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