La Batalla de Junín fue de gran importancia en la historia del Perú, pues con la victoria se inició el retiro de España de forma definitiva en América del Sur. La gesta del 6 de agosto de 1824 dio lugar a la Batalla de Ayacucho, la cual selló definitivamente nuestra independencia.
El ejército realista tenía 14 años invictos en sus luchas contra los patriotas. Ellos contaban con un poderoso ejército que superaba los 10 mil hombres, comandados por oficiales expertos en batallas en Europa. Esto les daba un cierto poder y una moral muy alta.
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Sin embargo, con la derrota en Junín se les acabó tal pensamiento y los españoles se comenzaron a desmoralizar. “La superioridad moral de los realistas de un golpe pasó a los independentistas”, indicó el economista Gil Ricardo Salamé Ruiz.
La Batalla de Junín fue la batalla más sangrienta batalla de América del Sur. En esta gesta, no se disparó un solo tiro, se luchó con lanzas, espadas y sables. Nuestros guerreros del ejército independentista, liderado por Simón Bolívar, estaban acostumbrados desde pequeños a montar caballo.
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Esta habilidad condujo que lleven las riendas en las rodillas, por lo que tenían las manos libres para cargar lanzas y atacar a los realistas. La gesta solo duró una hora, la caballería española fue puesta en retirada. El ejército realista, liderado por José de Canterac, llevó sus soldados al Cuzco.
Esta hazaña logró tener libre del yugo español a un inmenso territorio, desde Trujillo hasta Huaraz y en la Codillera Blanca hacia Huánuco. El ejército realista perdió 19 oficiales, 345 soldados fueron muertos y heridos. Asimismo, 100 fueron hechos prisioneros.
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Esto desencadenó que una debilidad militar en Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. Los soldados españoles que quedaron no tuvieron un día de descanso, hasta su derrota final en Ayacucho. Incluso esperaban ser atacados por los patriotas en cualquier momento.